Responder a las demandas de un servicio público clave y, al mismo tiempo, revitalizar un edificio cuyo deterioro se agrava día a día en el principal acceso a la ciudad. El arquitecto vigués Héctor Solveira propone ubicar la nueva Jefatura de Policía Local en la actual estación de autobuses y adelantarse así a su total abandono cuando esté operativo el complejo intermodal de Urzáiz. Su proyecto de "reutilización" mantiene el carácter industrial del inmueble y su fisonomía para "mantener viva su huella" en la zona y convierte sus debilidades, sobre todo, el aislamiento de la parcela, en puntos fuertes para garantizar la seguridad que debe distinguir a una instalación de estas características.

"El objetivo es insuflar vida a un edificio que parece roto y darle muchos años más de buen funcionamiento. El hospital Xeral fue un ejemplo de mala planificación, porque la adaptación se hizo cuando ya estaba funcionando el Cunqueiro y su abandono ya afectaba a los locales y a otros elementos del entorno", reflexiona.

Aún así, Solveira incluye en su propuesta, que constituye su trabajo fin de carrera, la futura Ciudad de la Justicia como ejemplo de reutilización arquitectónica, junto con el parque de bomberos de Teis, el Museo Marco e incluso la comisaría de la Policía Local de A Coruña, que fue un hospital de beneficencia. Antes de articular una propuesta para la de Vigo analizó también las de Lugo y Ourense, cuyas instalaciones visitó, y la de Santo Tirso, en el norte de Portugal.

También se entrevistó con agentes vigueses para conocer sus necesidades y las dificultades que conlleva una comisaría ubicada en los bajos del Concello, con dependencias repartidas por el inmueble que se han ido sumando en diferentes etapas desde 1977 y espacios insuficientes para desarrollar su labor de la manera más eficaz.

La actual estación de autobuses, que data de la década de los 90, ostenta una posición estratégica para que las patrullas puedan intervenir en todos los barrios y parroquias de la ciudad. Y a esta excelente comunicación se une su aislamiento, lo que supone una ventaja cuando la seguridad es el mayor de los requisitos para estas instalaciones, objetivos sensibles de cualquier ciudad.

De hecho, Solveira elimina los puentes de la parte posterior del inmueble y restringe el único acceso peatonal de forma controlada a la fachada principal de la avenida de Madrid. También incluye en el lateral una entrada semioculta para víctimas de la violencia de género.

En línea con el proyecto de humanización de la avenida de Madrid que prepara Fomento, el arquitecto incluye una plaza principal, que se uniría al parque público de la parcela vacía situada frente a la estación, y pasarelas peatonales hacia Gregorio Espino. Además, todo el edificio estaría rodeado de jardineras.

El único cambio en la piel sería la disminución de ventanas y la cubierta adquiriría un color azul en lugar del rojizo actual y en contraste con las fachadas en diferentes tonalidades de gris. "Opté por mantener la simetría y los tres remates triangulares porque están arraigados en Vigo. Y se utilizarían materiales como el acero o el aluminio para mantener el carácter industrial del edificio", explica Solveira.

En el interior se mantienen las dos plantas actuales. En la principal, con 7.734 m2 construidos, se abrirían cuatro patios interiores que brinden iluminación natural y albergaría las oficinas de atención al público, el "cerebro" de la Jefatura -concejalía, sala de comunicaciones y sala de control de tráfico-, e instalaciones de apoyo y servicios para los agentes -atestados, despachos, vestuarios, gimnasio, salas de descanso, etcétera-.

La planta baja, de uso estrictamente policial y 4.400 m(2) construidos, contendría el aparcamiento, almacenes y taller, un campo de tiro y espacio para el entrenamiento de motos -una petición expresa de los agentes-. Y se comunicaría con la superior con dos tramos de escaleras y dos ascensores, además de contar con una rampa para que los vehículos se incorporen a la avenida de Madrid.