La tensión, el nerviosismo, el miedo y también el alivio vivido en el paseo de las Avenidas tras el derrumbe de la plataforma de madera, en los casos en que se comprobó que no había daños importantes, se condensa en la historia de una joven de 16 años que estaba justo en la zona del accidente y de su madre, que acudió a buscarla desde casa cuando trascendió lo que había sucedido.

"Estábamos todos en la pasarela y de repente se abrió todo, caí encima de gente y gente se cayó encima de mí", explica la adolescente, que estaba magullada. Todavía le tiembla la voz cuando recuerda lo que vivió en primera persona, en una sucesión de acontecimientos que resulta caótico: "Me dieron en la cabeza. Luego se cayó un contenedor. Intenté salir. Me ayudó alguien, creo. Yo ayudé a sacar a dos personas, una de ellas era una amiga mía que no era capaz de salir. El contenedor se nos caía encima a un chaval y a mí e intentábamos aguantarlo. Luego en la pasarela, por delante, se estaba cayendo, porque había como dos sitios... Se caía encima de la gente que estaba debajo. Los que tenían fuerza debían intentar levantarla, pero yo no tenía fuerza y salí. No toqué agua porque había mucha más gente debajo".

"Tengo un golpe en la cabeza y en la pierna. Me di en el cemento al caer. Todo la gente que conozco creo que está bien. Perdieron zapatos y así. Dijeron que solo había dos graves", explica.

Tiene al lado a su madre, que cuenta cómo se enteró: "Me avisó otra madre que venía a buscar a su hija, que se había derrumbado la pasarela o algo. Estaba viendo la televisión y me he venido escopeteada. Llamando a la niña, no me cogía". Su hija estaba intentando encontrar a sus amigos. Cuando finalmente han podido hablar por teléfono, "estaba muy nerviosa y me decía que estaba en una cafetería, pero no me decía el nombre". La madre se acercó al lugar de los hechos: "Viendo el socavón se te ponen los pelos de punta. Era la primera vez que salía a no ser en las fiestas de Bouzas o de Coia".