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La NASA ficha otro talento vigués: José López Miralles

Ingeniero y astrofísico, trabaja en el mismo proyecto que la gallega Begoña Vila

Begoña Vila y José López Miralles

"El camino directo no tiene por qué ser el mejor. Lo importante es tener mentalidad de curiosidad y trabajo". Así explica el joven vigués Jose López Miralles el cambio de rumbo que imprimió a su trayectoria académica, que empezó con estudios de Ingeniería de la Energía, para acabar dirigiendo sus pasos hacia la astrofísica. Asumió el "reto" y, sin duda, lo hizo con éxito. Acaba de realizar una estancia en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, en Maryland, y en otoño iniciará un doctorado en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Universidad de Valencia.

"La astrofísica y la ciencia espacial siempre me encantaron. Dudaba entre estudiar Física o una ingeniería pero me decidí por lo segundo porque podía hacerlo en Vigo. Y al final la vida me llevó a lo que me gustaba igualmente. Trabajo en la misión MMS ( Magnetospheric Multiscale Spacecraft) de la NASA desde hace un año pero estar allí fue impresionante, muy especial. Sentí algo que no he experimentado en otros sitios", comenta sobre su estancia en Goddard.

Jose, de 23 años, desarrolló su trabajo fin de grado en el Laboratorio Nacional de Fusión Nuclear del Ciemat, en Madrid. A raíz de esta experiencia, que culminó con una matrícula de honor de la Universidad de Vigo, decidió cursar el máster en Física Nuclear y de Partículas de Santiago. "Los primeros meses fueron durísimos, me pasaba las noches leyendo libros", reconoce entre risas.

Y entonces se planteó otro desafío: vincular su proyecto fin de máster en el ámbito de la física de plasmas a la misión MMS. Escribió a la NASA, a la que hoy es su directora, Natalia Buzulukova, y tras superar un arduo proceso de selección comenzó a trabajar con ellos.

La misión, que arrancó en 2015, tiene como objetivo fundamental estudiar el fenómeno de la reconexión magnética, que se produce cuando las líneas de campo magnético se rompen y expulsan a las partículas de plasma a altas velocidades.

Para poder observar estos procesos en tres dimensiones en la magnetosfera, la capa más exterior de la atmósfera, la NASA dispone de cuatro satélites que orbitan en forma de tetraedro. "Es la primera vez que se utiliza esta combinación y con naves que vuelan muy cerca unas de otras. Se trata de la misión con mayor resolución espacial y temporal. Y la reconexión magnética es el fenómeno más importante desde el punto de vista de la astrofísica para entender la aceleración de partículas en el espacio", subraya Jose.

Su trabajo, que defenderá en septiembre en Compostela, está relacionado con la teoría de turbulencias en plasma y cómo las partículas interaccionan y aceleran.

Así que estos días en casa los dedica a preparar su presentación con la estimulante experiencia de su reciente paso por la NASA en la memoria. "Pensaba que ser un ingeniero en el ámbito de la astrofísica me iba a perjudicar, pero ellos lo ven como algo positivo. Aunque ya me considero más astrofísico mi mentalidad a la hora de orientar los mismo problemas es diferente. En EE UU está muy bien valorado cambiar de ámbitos tanto por las empresas como en el mundo académico", aplaude.

Jose se incorporó durante tres semanas de julio al Laboratorio de Física Geoespacial, que pertenece a la división de Ciencias Heliofísicas de la NASA: "Lo que más me sorprendió no fueron las instalaciones, sino la gente. Me trataron de forma increíble, como un miembro más, y estaban pendientes de mí. Aprendí más en tres semanas que durante toda la carrera. Y el ambiente de trabajo es excepcional. Además de ser muy internacional, ellos están emocionados con lo que hacen. Cualquier cosa que plantees se la toman en serio y les parece interesante. Cada conversación en la que participas es increíble. Fue un privilegio tratar con ellos de forma tan directa".

Jose tuvo la oportunidad de asistir a una charla del Nobel de Física John Mather, que trabaja en el centro, pero le hizo mucha más ilusión conocer a otra investigadora de la plantilla, la astrofísica viguesa Begoña Vila, ingeniera jefa de sistemas en la NASA. "Es encantadora. Le escribí y me enseñó las instalaciones de su edificio y las salas limpias donde construyeron el telescopio espacial James Webb. Tiene un póster de las Cíes en su despacho. Fue un orgullo poder estar con ella", agradece.

En otoño iniciará su doctorado en Astrofísica Teórica y Computacional y, aunque seguirá colaborando a distancia con la misión MMS, su próximo desafío, también dentro del campo de la física de plasma, serán los discos de acreción de los agujeros negros y los jets relativistas -los chorros de materia que emiten-.

"Hace unas semanas se dio a conocer el descubrimiento de un neutrino de alta energía procedente de un agujero negro. Se trata de un hallazgo histórico porque es la primera vez que se detecta. Estudiar los agujeros negros desde la perspectiva de la física de plasmas te ofrece la posibilidad de entender otras teorías. Lo bueno de este campo es que puede revolucionar el conocimiento de otros, puedes acabar encontrando esas conexiones", subraya Jose, que prevé realizar estancias en centros de la ESA en Madrid y Múnich: "Hay que intentar ser bueno en lo que te gusta".

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