Vigo sumó ayer una nueva "turboglorieta". La confluencia de Gregorio Espino con Escultor Nogueira, Pega y Estorniño ya cuenta con un sistema de reordenación de tráfico que ha sido testado con éxito en numerosas zonas de la ciudad. Desde que a finales de 2015 el Concello pusiese en marcha la primera de ellas en el cruce de Gran Vía con Illas Baleares, la siniestralidad ha descendido alrededor de un 65% en los emplazamientos que cuentan con una.

Este mismo año la Concejalía de Tráfico transformó una rotonda situada en la calle Eduardo Cabello, en Bouzas, y otra en Alcalde Portanet con Val Miñor, junto al estadio de Balaídos que se sumaron a las ya operativas en Castelao, Castrelos, Avenida de Europa, Avenida de Samil, Travesía de Vigo con Jenaro de la Fuente o Beiramar.

Desde Praza do Rei apuntan que el éxito de las "turboglorietas" viguesas llega gracias a que los conductores pueden tomar de manera correcta la rotonda, segunda causa de accidentes en la ciudad. "Aportan seguridad y fluidez al tráfico", señalaron desde la DGT en un reportaje a comienzos de año.

Entre enero y noviembre del año pasado las siete que estaban operativas apenas registraron 33 accidentes, siendo la mayor parte de ellas por colisión lateral. El alcalde Abel Caballero anunció hace meses que estudiarán su posible implantación en todas las rotondas del casco urbano.