Casi tres meses después de que concluyese la larga huelga protagonizada por los funcionarios, no son pocos los juzgados vigueses donde las consecuencias de la parálisis judicial vivida todavía son notorias. Un claro ejemplo son los tribunales de lo Penal de Vigo. No sufren demoras significativas en el señalamiento de juicios, como ocurre en salas de otras jurisdicciones, pero donde notan los efectos del paro es en lo relativo a las ejecutorias, es decir, la labor que supone dar cumplimiento a las sentencias firmes. Garantizar por ejemplo que un condenado a prisión ingrese en el penal o que un sentenciado a una multa económica abone mes a mes la cuantía a la que está obligado.

La situación es más notoria en las dos salas donde el seguimiento de la huelga por parte de los trabajadores fue mayor. Un ejemplo es el Juzgado de lo Penal número 1. Antes de iniciarse el paro tenían entre 550 y 600 ejecutorias en trámite, es decir, pendientes de alguna actuación por parte del tribunal. En la actualidad, está cifra roza ya las 800.

La ejecución de sentencias supone el trabajo más complejo y laborioso en estas salas. Esta labor llega cuando una sentencia ya es firme. Es entonces cuando hay que dar cumplimiento a la condena impuesta: ingresos en prisión, órdenes de alejamiento y de prohibición de comunicación, penas de multa, indemnizaciones, retiradas del carné de conducir o comisos de vehículos, realización de trabajos en beneficio de la comunidad... Todo precisa de un control judicial para asegurar que los condenados cumplen la pena. Una vez se da trámite a las ejecutorias, éstas pasan a una situación de archivo provisional a la espera de que el sentenciado cumpla íntegramente la condena. Cuando esto ocurre -muchas veces transcurren años- es cuando el expediente se cierra de forma definitiva.

El problema de la huelga, que se prolongó durante tres meses, es que la actividad se redujo a los servicios mínimos. "El control de los casos más graves se realizó", garantizan las fuentes judiciales consultadas. Pero había muchas actuaciones relacionada con las ejecutorias que no entraba dentro de lo considerado como urgente. Por este motivo, han aumentado los expedientes pendientes de trámites. "Por ejemplo, durante esos meses de paro muchas condenas para el pago de multas no se pudieron iniciar", señalan al respecto.

Causas delicadas y complejas

Las ejecutorias siempre han supuesto un notable volumen de trabajo para los juzgados de lo Penal. Hace dos años los letrados de la Administración de Justicia (secretarios judiciales) de las tres salas viguesas de esta materia elaboraron informes advirtiendo de la sobrecarga de trabajo que asumían y urgiendo medidas de refuerzo. El motivo de la petición que hubo entonces fue no solo el incremento que habían experimentado de este tipo de expedientes, sino también la naturaleza de muchos de ellos: causas delicadas como las que derivan de casos de violencia doméstica y de género, litigios con muchos acusados o aquellos especialmente complejos, como los de delitos económicos.