Donde hace seis años era imposible permanecer mucho tiempo sin sufrir ese olor pestilente que hacía la vida insoportable para los vecinos de Coruxo va tomando forma un gigantesco "pulmón verde". Con algo más de 70.000 m2, el vasto ámbito ganado en el entorno de la macrodepuradora del Lagares con los trabajos de restauración ambiental se convierte en uno de los mayores que ofrece la ciudad para disfrutar de los paseos al aire libre. La magnitud de la superficie se debe en parte a la recuperación de lo antiguamente ocupado por diferentes compartimentos de la vieja Estación Depuradora de Augas Residuales (EDAR) del Lagares como la zona de la marisma orientada hacia Muiños y que junto a la creación de un bosque húmedo actúan como atractivos complementarios del humedal que muere en Samil. Pero a diferencia de lo que ocurría antes, salvo el perímetro que delimita los dominios de la nueva planta, ahora todo es de acceso público y conectado con el paseo del Lagares.

Ante la inmensidad de este parque verde el Concello ya está pensando en medidas antivandálicas o un refuerzo de la vigilancia a fin de preservar lo que tanto ha costado resucitar. De ahí que de momento algunas entradas, como las habilitadas por la avenida Ricardo Mella, permanezcan cerradas de manera parcial para impedir el paso de vehículos.

Para el equipo de Acuaes -la sociedad estatal dependiente del Ministerio de Medio Ambiente responsable de la dirección del proyecto constructivo de la depuradora del Lagares-, las actuaciones de carácter medioambiental suponen un "orgullo" equiparable al que sienten por el funcionamiento del complejo de saneamiento que costó 208,7 millones de euros aportados por el Gobierno central (49 %), Xunta (43,5 %) y Concello (7,4 %). Tras entregar el pasado mayo el mando de la mayor infraestructura hidráulica de Galicia al Ayuntamiento, los ingenieros de la citada sociedad centraron sus esfuerzos en perfilar el contorno verde. "Aunque los verdaderos resultados tardarán años en apreciarse. Ahora la naturaleza tiene que trabajar", reflexiona Carlos Fernández, director facultativo de la obra.

En compañía de otro miembro de Acuaes, Fernández invita a recorrer la senda construida entre la marisma del Lagares y los límites de la depuradora. Durante el trayecto donde se han sembrado más de 3.000 plantas ya hay signos incuestionables del asentamiento de colonias acuáticas y avícolas, lo que también sucede en los 11.000 m2 recuperados del humedal. Se trata de dos zonas donde hace unos pocos meses trabajaban las máquinas en su regeneración, lo que prueba "la generosidad de la naturaleza", incide el ingeniero.

Tanto es así que analizando desde este trazado peatonal la panorámica del grueso de la restauración ejecutada cuesta imaginarse la degradación que registraba con anterioridad al inicio de las obras. Salvo por la diferencia en la intensidad de los colores y la altura de la vegetación, espacios verdes nuevos y viejos se confunden a simple vista. Esto en el caso de las superficies que están agrupadas o cercanas entre sí, porque otras que computan en esos 70.000 m2 restaurados se encuentran muy dispersas. Algunas se localizan en la zona de Muiños, alrededor del edificio de la vieja EDAR que el Concello reabrirá como auditorio vecinal o en el entorno del Instituto de Educación Secundaria de Coruxo.

Con el final de estos trabajos concluye la misión del equipo de Acuaes. En las próximas semanas regresará a las oficinas de calle Colón tras seis años desplegados en Coruxo. De todo este tiempo se quedan con un hito que sigue admirándoles por la formidable capacidad del complejo de saneamiento. Cuando en marzo pasado, con las intensas lluvias, la planta llegó a depurar hasta 8.000 litros por segundo. "Una auténtica barbaridad", coinciden los técnicos. Para hacerse una idea, la media normal roza los 3.000.