...    
Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Familias viguesas acogieron este año 33 niños tutelados por la Xunta, los mismos que en todo 2017

Se han sumado 4 hogares al programa que gestiona Cruz Roja, hasta los 32 -Se necesitan más -Evita que vayan a un centro de menores

// R. Grobas

Poco a poco, se expande la red de familias acogedoras que teje Cruz Roja en la ciudad y logra proteger a más menores tutelados por la Xunta. En lo que va de año, ha dado cobijo a 33 niños, los mismo que en todo el pasado. Son cuatro los hogares vigueses que se han sumado, elevando el total a 32. Y, aunque en la ONG están contentos con un crecimiento del 10%, subrayan: "Se necesitan más".

Cuando la Xunta asume la tutela de un menor en situación de riesgo o desamparo, mientras se resuelve la situación, lo primero que se intenta es el "acogimiento en familia extensa" -con sus abuelos, tíos...-. Si esto no es posible, hay dos opciones: un centro de menores o una familia de acogida -especialmente, con menos de dos años-. Y, aunque subrayan que los primeros hacen una buena labor, para un niño es más beneficioso desarrollarse en un núcleo familiar. Según las cifras de Política Social, se ha logrado que más de la mitad estén con parientes o en estos hogares.

Este programa de acogimiento de la Xunta está gestionado por Cruz Roja desde 1995. Puede acceder cualquier persona, matrimonio o pareja de hecho, con o sin hijos, de cualquier condición social, ideología o creencia. A nivel económico, solo deben tener el suficiente para mantener al menor y la disponibilidad de tiempo requerida es variable en función de su edad -se puede coger una baja de paternidad/ maternidad en acogimientos con duración de un año o más-. Pero lo principal es que se tenga claro que es algo temporal. "No pueden acceder los que estén en un proceso de adopción o tengan carencias por no haber sido padres", explican la psicóloga Diana Freire y la trabajadora social Paula Blanco. "No es una puerta trasera para la adopción", subrayan.

Necesitan más hogares y de muchos sitios porque buscan "el más idóneo". Y lo consiguen en la gran mayoría de los casos. Lo más difícil son los grupos de hermanos y siempre se necesitan para bebés, pero también para adolescentes. Un poco de todo.

Cuando Luisa Martín Martínez y Lorenzo Mateo Cortés se sumaron a la red, se necesitaban hogares para bebés y casos exprés. Fue hace 10 años y ya van 8 niños. Cuentan que llegaron a entregar uno un viernes y recoger otro el lunes. En el altillo de su casa tienen organizadas las cosas en cajas de 0 a 1 años, de 1 a 2... En alguna ocasión se han referido a ella como "la mujer a la que no le crecen los niños", cuenta divertida.

Se unieron a la red, "a lo tonto", tras leer un cartel en una consulta de Pediatría y toparse poco después con acogedores entre sus conocidos. Luisa lo pensó como un cambio en su vida y como un "muy buen ejemplo" para que su hija -que tenía 10 años- conociera otras realidades. "Y se implicó mucho", añade.

El matrimonio explica que de estos niño "solo conoces la historia pasada, pero no la futura". Unos regresarán con sus familias de origen y, cuando esto no sea posible o se trate de una renuncia, serán adoptados. En el trabajo con los padres biológicos, los acogedores deben ser respetuosos y estar dispuestos a facilitar la relación con ellos en encuentros tutelados. "Aprendes a no juzgar a nadie. Detrás de estos niños hay historias tremendas, lecciones de vida muy duras y me conmueven los padres en las visitas", explica Luisa.

Durante todo el acogimiento van preparando al niño. "Le vas contando que hay unos padres que le esperan". "Lo importante es que no le quede ninguna laguna", sostienen y añaden: "Se cierra una puerta y se abre otra, donde el niño también va a ser querido".

El menor con el que más han estado fueron tres años. Luego, llega la parte más difícil. Luisa destaca que el apoyo y preparación que reciben de Cruz Roja "pone más fácil" la despedida. Le hacen un "hatillo" con esos recuerdos de esa etapa incluidos dos álbumes de fotos, uno en los que ellos salen y otro en los que no, para que la familia de destino decida qué quiere mostrarles. Y una carta. Siguen en contacto habitual con tres de ellos.

El matrimonio supera este "duelo" recogiéndolo todo y haciendo una escapada. A los que les asusta esta parte, Lorenzo manda un mensaje: "Es tanto lo que recibes, que compensa la tristeza de cuando se va". Un claro ejemplo de ello es que provoca adicción. No solo a ellos, todas las familias -con los parones que deseen- suelen estar mucho tiempo porque "engancha".

Compartir el artículo

stats