La vida de una nutria tiene las horas contadas. Apareció en un rincón de la dársena de Marina Davila, zona donde los pescadores solían verla acompañada de otro ejemplar de la misma especie. Pero en la tarde de ayer el animal ya mostraba signos alarmantes de debilidad.

"Arrastraba las piernas traseras, como si las tuviera paralizadas". Algunas de las personas que acudieron a Bouzas para verla sospechan que la dolencia podría estar provocado por la marea roja generada por la especie algal Alexandrium minutum que desde hace meses invade todos los rincones de la Ría. Una hipótesis que difícilmente podría confirmarse sin la realización de la autopsia. Por los síntomas que presentaba, inmóvil por completo, sin reaccionar tampoco ante la presencia de personas y con los ojos alicaídos, su muerte se da casi por segura. Al menos si continúa sin recibir asistencia.

Varias personas que se encuentraban esta tarde junto a la nutria han llamado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cotorredondo para reclamar la presencia de sus especialistas. Pero sin ningún resultado. No contestaron a las llamadas.