Ni hablar, ni escribirle y mucho menos aproximarse a su lugar de trabajo, su casa o cualquier punto frecuentado por su expareja en los próximos tres años. Un varón aceptó ayer una pena de seis meses de cárcel -que le fue suspendida a condición de no volver a delinquir en los próximos dos años- por un atosigamiento continuo a la mujer durante años, a la que llegó a mandarle más de 500 mensajes al día.

El hombre también tendrá que hacer frente al pago de una indemnización de 1.000 euros. La vista celebrada ayer en el juzgado de lo Penal 2 de Vigo se resolvió con un acuerdo de conformidad entre las partes.

El acusado mantuvo una relación con la víctima de dos años. Según recoge la fiscal en su escrito, hechos reconocidos por el encausado, al no aceptar la ruptura "inició una situación de acoso" que se prolongó hasta septiembre de ese año.

Así, fue varias veces al lugar de trabajo de ella, "con el pretexto de verla y de poder hablar con ella", aún sabiendo que la mujer no quería. Una noche apareció escondido junto al vehículo de su ex, logró introducirse en el mismo y la obligó supuestamente a estar allí con él.

La víctima cambió sus hábitos y dejó de salir en el descanso del trabajo por miedo a encontrárselo. El día del cumpleaños de la mujer se presentó en su casa pese a saber que ella no quería verlo, "la agarró por el brazo y la obligó a recoger un paquete que le había comprado". En otro episodio timbró en la vivienda "de forma insistente".

El acoso también se amplió vía telefónica, llegando la mujer a tener que bloquearlo de WhatsApp. En este momento, el hombre comenzó el atosigamiento a través de SMS y correos electrónicos.