Un despiste o fallo humano y no un problema mecánico. El accidente que sufrió una mujer de 35 años en la atracción del "saltamontes" en las fiestas de Coia derivó de una falta de comprobación de la seguridad en el habitáculo una vez este se puso en marcha, afirmación en la que coinciden tanto la propia víctima como trabajadores de la atracción.

Así lo recoge el atestado policial que recaba las declaraciones de la mujer una vez ingresó con rotura de tibia y peroné en el hospital Povisa. "Ningún supervisor pasó por el lugar para comprobar si estaba bien cerrada la barra y tampoco se colocó el cinturón de seguridad ya que desconocía que lo tuviese", aseveró esta viguesa a los efectivos municipales. Empleados de la atracción reconocieron también que fue la propia chica la que colocó su barra de seguridad. Y aquí comenzó el problema. Una vez las dos barras están sujetas se activan dos sensores o imanes que envían una señal a los ordenadores del panel de control donde queda señalado si están bien sujetos o no. Todo parece indicar que estar tarea de comprobación, así como la supervisión manual, no se realizaron correctamente.

Al no encontrarse una de las barras de seguridad (la inferior) bien cerrada, esta se abrió "en la segunda vuelta" dejando colgada de los brazos y cuello a la mujer a una altura que superaría los 6 metros. De esta forma, parte del cuerpo sobresalió del habitáculo golpeándola contra el suelo y la barandilla que rodea a la atracción mientras el brazo del saltamontes seguía en movimiento. Junto a la accidentada se encontraba su hijastro de 7 años que no sufrió heridas aunque sí algún hematoma por los volantazos.

El concejal de concejal de Seguridad, Carlos López Font, explicó que la atracción, cumplía con los papeles y la normativa exigente para su puesta en funcionamiento-incluido el certificado técnico de revisión anual- aunque durante la jornada de ayer continúo precintada hasta la valoración de un técnico, si bien dos informes de la Policía Local y los bomberos certifican que se produjeron dos fallos en los mecanismos de control de estas atracciones.

Cada vez que llegan a una ciudad, un inspector local revisa la maquinaria e hidráulica de cada atracción para evitar accidentes. "Nosotros no podemos abrir si no tenemos todos los permisos en regla y la autorización de un inspector", reconocen al unísono varios feriantes con atracciones en la explanada de Coia. "Antes de cada tarde, probamos varias veces la atracción sin gente para comprobar que no hay ningún fallo, pero un accidente puede ocurrir en cualquier momento", se lamentaba uno de los empleados de esta atracción.

Según pudo saber este periódico, el dueño de la misma se personó en el centro hospitalario para interesarse por el estado de la herida, que será operada a lo largo de esta semana.