Zambullirse en la riqueza submarina de Cíes, la más desconocida del archipiélago, como actividad recreativa y, al mismo tiempo, de concienciación ambiental. La bióloga Cristina Piñeiro ha diseñado 16 rutas de "snorkel" en seis zonas de las islas para disfrutar de la "elevada calidad" de los paisajes de sus fondos sin más ayuda que la de unas gafas, tubo, aletas... y un neopreno en el caso de los más frioleros. Los itinerarios, a disposición del público en la web snorkelencies.weebly.com, fueron presentados durante el reciente congreso Cíes Patrimonio de la Humanidad.

Piñeiro, que trabaja desde hace años en el archipiélago como investigadora del grupo de Biología Costera (Biocost) de la Universidad de A Coruña, desarrolló estas rutas como parte de un trabajo académico. Diseñó una metodología de valorización del paisaje y se entrevistó con personas que practicaban "snorkel" y con el personal del Parque Nacional Islas Atlánticas para establecer los mejores trayectos. Y en 2015, repitió las observaciones para constatar que mantenían su interés para descubrir los valores ecológicos.

"La ventaja del 'snorkel' es que no es precisa ninguna formación específica ni titulación y puede practicarlo todo el mundo, desde niños a personas mayores. Sin necesidad de alejarse mucho de la costa ya es accesible una enorme variedad de peces, entre ellos, pintos y maragotas enormes, además de pulpos o sepias. Y también es muy interesante la biodiversidad de algas. La Cystoseira tamariscifolia se ve azul debajo del agua y es muy llamativa", destaca Piñeiro.

La experta subraya asimismo la utilidad de la práctica del "snorkel" como una herramienta de educación ambiental: "Das a conocer los valores ambientales del parque y contribuyes a que la gente quiera conservarlos".

Aunque solo un 1% de los visitantes de Cíes practican alguna modalidad de buceo, el "snorkel" va en aumento y supone un "valor añadido" para el parque. Eso sí, siempre que se gestione de una manera sostenible.

"Los visitantes suelen preguntar a los guías del parque, pero no hay personal suficiente para ocuparse de esta actividad. En todo caso, el número máximo de participantes debería ser de 20 cada día porque el medio marino es muy sensible. No se debe coger nada para verlo fuera del agua ni apoyarse sobre las rocas. Las gorgonias, por ejemplo, son corales y, por tanto, muy delicadas. En los arrecifes de coral están teniendo ya muchos problemas por la masificación y están restringiendo el acceso", advierte.

El sello de Patrimonio de la Humanidad ayudará, sin duda, a armonizar la llegada de visitantes con la conservación: "Creo que la declaración debería incluir a todo el parque. El modelo turístico actual no es sostenible y hay que planteárselo de otro modo".