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La Armada analiza los fondos del exterior de la ría para actualizar las cartas náuticas

El buque hidrográfico "Tofiño" comenzó esta semana la toma de mediciones para confirmar cambios sufridos en el lecho oceánico

Un viejo conocido de la Ría, el Tofiño (A-32), ha vuelto para seguir desentrañando los misterios de sus profundidades. Técnicos del Instituto Hidrográfico de la Marina (IHM), a bordo esta veterana embarcación (1973), llevan toda la semana analizando minuciosamente los fondos marinos de la cara exterior de las Cíes en el marco de una campaña hidrográfica de actualización e investigación de la cartografía náutica de la costa noroeste de España. El objetivo de esta misión, como la protagonizada en 2015, cuando el Tofiño "radiografió" la parte interna de la Ría, desde Cíes a Rande, es constatar cualquier cambio en el entorno marino que pueda afectar a las cartas náuticas y, por extensión, a la navegación de los barcos.

Antes de poner rumbo a la ría viguesa, el Tofiño ha realizado levantamientos hidrográficos para actualizar otras zonas frente a las rías de Ferrol y Ares, según fuentes consultadas. Allí se realizaron mediciones para confirmar las modificaciones sufridas, con el objetivo de incluirlas en el derrotero, libro de faros y libro de radioseñales. Este tipo de campañas son llevadas a cabo por la Armada a través del IHM debido a la "gran importancia de garantizar la seguridad en la navegación marítima, así como un mejor conocimiento y optimización de la gestión de los recursos marinos".

Las cartas náuticas son libros que reflejan toda la información que pueda necesitar un barco, cualquiera que sea su origen, para guiarse por las costas gallegas. Como la profundidad a lo largo y ancho de las rías, los canales de entrada y salida, la delimitación de los polígonos de bateas, las boyas, los faros, las luces... Con el paso del tiempo y la ejecución de obras en los puertos como ampliaciones y dragados, algunas de esas indicaciones quedan desfasadas y pueden constituir un riesgo serio para la navegación. De ahí la necesidad de revisar la cartografía oficial náutica con cierta periodicidad.

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De 58 metros de eslora y 12 de manga, el Tofiño dispone de hasta seis sensores diferentes de gran potencia capaces de retratar la superficie subacuática situada a cientos de metros. Es una de las tres unidades de la flotilla hidrográfica, y su principal cometido es efectuar la adquisición de datos, principalmente batimétricos. Los levantamientos hidrográficos que dan origen a la actual cartografía náutica de la ría viguesa no son muy antiguos, pero además de la necesidad de actualizarlos, este buque cuenta ahora con sofisticados medios de recubrimiento total del fondo que aportarán mayor grado de detalle a la información.

Con estos sistemas barre el relieve del lecho marino situado por donde pasa y hasta 100 metros de distancia de sus respectivos costados (en el gráfico se puede observar la minuciosa travesía realizada desde el día 19). Puede registrar fondos de 3.000 metros de profundidad y hasta poco más de su calado, de 5,2 metros. Pero allí donde no puede medir el Tofiño lo hacen pequeños botes auxiliares, también dotados de medios hidrográficos.

El IHM escruta las aguas estatales españolas para elaborar y divulgar la información dirigida a garantizar la seguridad en la navegación. Las raíces de su actividad datan de cuando los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación en 1503 para regular el comercio marítimo con las Américas. De aquí salieron las primeras cartas, y aquel afán de los primeros cartógrafos por brindar a los marinos las rutas que debían seguir para no sufrir accidentes continúa intacto entre los hidrógrafos de la Armada.

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