Desde la prestigiosa escuela de secretariado para mujeres que comenzó siendo en 1967 hasta el centro de ciclos superiores que es hoy, Aloya no ha dejado de evolucionar. Ayer la institución concertada, que goza de gran prestigio en la ciudad y ha formado a más de 5.000 profesionales, celebró su medio siglo de existencia con un acto conmemorativo al que asistió el alcalde, Abel Caballero.

"Aloya formó a muchas mujeres que están en directivas de grandes empresas de esta ciudad. Vigo tiene en sus raíces la esencia de esta casa", afirmó Caballero durante el acto, en el que estuvo acompañado sobre el escenario por la directora, Estefanía Martínez, y la presidenta de la Asociación Pontenova (entidad titular de Aloya), María Luisa Balboa.

El centro de estudios superiores ha sufrido cambios con el paso del tiempo, ya que, por ejemplo, en 1995 ofrecía educación secundaria y bachillerato y en los años siguientes fue implantando ciclos como el de educación infantil en 2009, el de laboratorio clínico en 2011 o los de integración social y anatomía patológica, que se iniciaron en 2013. Actualmente hay seis ciclos disponibles.

Esta evolución la ha seguido muy de cerca Ana Senra, profesora de educación infantil y social desde hace 20 años.

"Hemos adaptado la oferta de Aloya a las necesidades de la ciudad. El corazón del centro es la buena formación y el trato personalizado a los alumnos", contó Senra. Según la institución, sus estudiantes (300 cada año) gozan de un 90% de empleabilidad.

Otra de las docentes, Ydoya Lamas, lleva cinco cursos en el centro y cuenta que el valor diferencial de Aloya se encuentra en que "se preocupan por la persona que está detrás de cada estudiante". "El ciclo de integración social que imparto permite a los alumnos ejercer de apoyo en viviendas tuteladas o trabajar en centros de discapacidad", aseguró.

Una muestra del buen hacer de los profesores está en Belén Sousa, exalumna de administración y finanzas y que trabaja en el departamento de comunicación de Aloya.

"Le dije a mis padres que o me dejaban estudiar aquí o no estudiaría nada. La exigencia es diaria, porque te preparan para trabajar en una empresa desde que te matriculas", reconoció.

Entre las alumnas más jóvenes, destaca Lucía Martínez, de 18 años, que estudia anatomía patológica. "Podré trabajar en hospitales analizando muestras o investigar en laboratorios. Elegí Aloya por su prestigio y porque está implicada en iniciativas solidarias a nivel global", matizó.

La digitalización y la creación de un gabinete profesional para el empleo son las novedades del centro, según su subdirectora, María Luisa Aparicio.

"Queremos transmitir a las personas las competencias que necesitan en las empresas, algo que no entra en los módulos y es importante", dijo. Sobre la digitalización, Aparicio confirmó que hay una plataforma educativa lista y basada en las TIC que quieren implantar pronto para seguir creciendo.