En Oporto gana presencia un inquilino indeseado: las chinches de las camas. El diario portugués Jornal de Noticias publicaba ayer un reportaje titulado "plaga de chinches ataca Oporto y Lisboa" en el que alertaba de la presencia cada vez mayor de estos molestos insectos, que se alimentan de sangre de animales, incluida la de humanos. Según recoge el rotativo luso, el número de chinches crece con rapidez en las dos principales metrópolis de Portugal. Tanto, que las empresas dedicadas al control de plagas reciben llamadas casi a diario para realizar labores de desinfección. Su presencia golpearía al transporte público -como trenes, buses o aviones- y hoteles, desde los de baja categoría a los de lujo.

El repunte de estos insectos respondería en gran medida al aumento del turismo y los desplazamientos entre países. De hecho, el problema no sería exclusivo de Oporto y Lisboa. En Madrid la principal empresa de fumigación reconocía hace solo dos meses a El País que en 2017 sus intervenciones se habían disparado un 50% con respecto a las de 2015. Detrás de ese marcado repunte estaría -explicaba la firma- la práctica cada vez más frecuente de alquilar habitaciones a turistas en pisos particulares que no se someten a las fumigaciones programadas que sí contemplan los hoteles. Durante el verano de 2014 también se alertaba del problema en Barcelona.

En Portugal las primeras alertas se lanzaron el pasado verano en Lisboa, donde se vinculó en un primer momento con la afluencia de turistas a los locales de menor categoría. Los expertos en control de plagas matizan sin embargo que el problema afecta a todo tipo de establecimientos ya que en los maleteros o bodegas de los trenes, buses, aviones... el equipaje viaja junto, al margen de en qué alojamiento vaya a pernoctar el viajero.

Otro factor que ayudaría a su extensión es la concentración de vecinos que se registra en las grandes ciudades. "Estamos a las puertas de una situación muy preocupante", reconocía el representante de una multinacional de control de plagas al diario portugués con respecto a la situación en Lisboa y Oporto. En los hoteles de mayor gama, de hecho, ya se estaría formando personal especializado en el manejo de situaciones similares con el objetivo de atajarlas a tiempo y evitar así que terminen extendiéndose.