Un cielo poblado de globos dorados y un gran aplauso. Así comenzó ayer a las 11.00 la primera edición de la carrera solidaria Aloya 5.0.

Su objetivo era recaudar fondos para construir la residencia para el centro privado de educación especial Aspanaex y fomentar la inclusión social de personas con discapacidad intelectual.Además, la marcha fue la última de las actividades que formaron parte de los actos de celebración del 50 aniversario de Aloya. El centro proporciona formación profesional en distintas áreas inspirada en los valores del humanismo cristiano.

La iniciativa hizo que decenas de personas recorrieran cinco kilómetros por el centro de la ciudad. El breve camino facilitó la participación de todos los públicos, entre los que se encontraban madres con carritos de bebé, familias con niños, grupos de amigos e incluso corredores en silla de ruedas. El alcalde, Abel Caballero dio la salida. "Ánimo que es cuesta abajo", dijo arrancando las risas de todos los presentes.

Marqués de Alcedo, Venezuela, Gran Vía, Urzáiz, Colón, García Barbón, Isaac Peral, Arenal, Plaza de Compostela, García Olloqui y Las Avenidas fueron algunas de las calles por las que pasó la carrera, donde reinó indiscutiblemente el buen ambiente acompañado de los gritos de ánimo de ciudadanos que paseaban por Vigo aprovechando el buen tiempo.

Entre los corredores había todo tipo de reacciones, los que dejaron de correr porque no podían más, los que querían mejorar su marca personal y los que preguntaban con humor en cada kilómetro el tan típico "¿cuánto queda?".

Algunos, como Daniel Estévez, aprovechan este tipo de iniciativas para correr con su grupo de Beer Runners. Eran 22 en total. "Entre nosotros hay varios niveles y animamos a la gente a que se acople al grupo, unos le damos zapatilla y otros vienen a pasárselo bien", contó en la línea de salida.

Una hora después, en la meta, situada en el Náutico de Vigo, todos los corredores fueron recibidos con víctores y gritos de ánimo. Una de las que completó el reto solidario fue Camino Grozo junto a su hermano.

"Participo porque conozco Aspanaex y es una buena causa. Repetiría mil veces más la experiencia, está muy bien y el ambiente es ideal" , aseguró.

Unos pasos más adelante descansaban después del esfuerzo Cristina, Candela, Ana, María y Pilita, de Ourense. Vinieron a pasar el fin de semana a la ciudad y aprovecharon también para ser solidarias.

"Acabamos exámenes y como algunas practicamos atletismo decidimos participar. Al ser una carrera corta la llevamos muy bien", comentaron sonrientes.Algunas de ellas pasaron el reto con facilidad porque practican atletismo habitualmente.

Corredoras como Reme y Encarni se animaron a hacer kilómetros empujadas por alguien muy cercano a la causa, y esa fue Noelia, alumna de colegio Aloya.

"La experiencia fue muy positiva y creo que se conseguirá el objetivo de poder construir la residencia para Aspanaex", afirmó Encarni rodeada de participantes que seguían llegando a la meta con los brazos levantados y abrazando a los familiares que allí les esperaban.

Al término de la prueba se entregaron las medallas a los ganadores de las diferentes categorías.

Las donaciones que irán destinadas a la residencia para el colegio de educación especial, que se ubicará en el antiguo centro de especialidades de Coia, fueron las derivadas de las adquisiciones del dorsal solidario, que incluía donativos de entre 3 y 5 euros.