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Casto García Velado: "El Sergas comunicó 14 agresiones físicas y 25 verbales a sus profesionales en los últimos meses"

-"Solo se han traducido en dos denuncias y por lesiones leves" - "El objetivo es que estos casos se reduzcan aún más"

El inspector Casto García, a las puertas de la comisaría. // Alba Villar

Por el repunte de las agresiones a personal sanitario, a finales de 2017, se creó la figura del interlocutor policial sanitario. A las órdenes del nacional, hay 55 territoriales. En la Comisaría de Vigo es el inspector Casto García.

- ¿Qué es el interlocutor policial sanitario?

-Es una figura que se creó en octubre de 2017 en base a la instrucción 3/2017 de la Secretaría de Estado de Seguridad. Es el enlace entre el sector sanitario, con los responsables de los hospitales o centros de salud, y los distintos dispositivos de la Comisaría de Vigo. También tenemos encomendadas otras actividades para reducir el número de agresiones al personal sanitario.

- ¿Son las agresiones el único motivo por el que se precisa el enlace entre los dos mundos?

-Somos como una especie de ventanilla única para tener un canal de comunicación con el sector sanitario. Si lo que demandan está relacionado con mis competencias, tanto como responsable de seguridad privada o como interventor policial sanitario en asesoramiento de seguridad, respondo yo. Si, por ejemplo, un hospital demandara más vigilancia a unas horas concretas, lo canalizo al responsable del servicio. Si tuvieran una necesidad urgente, debe ser canalizada a través de las salas operativas del 091.

-¿Por esa ventanilla única, a parte de las agresiones, qué tipo de temas están pasando?

-Empezó hace poco. Lo que hemos hecho hasta ahora es un catálogo de los centros de nuestra demarcación, que incluye Vigo y Pontevedra. Son 38 públicos y privados. Como hay muchas consultas muy pequeñas, hemos cogido los que tienen más tránsito. Los hemos catalogado en niveles de riesgo. Lo tienen bajo los que disponen de medidas de seguridad permanentes. También hemos mantenido reuniones con los responsables de los hospitales para recomendar medidas de seguridad.

-¿Entraría el Álvaro Cunqueiro como riesgo bajo aún siendo un sitio tan grande?

-Sí, porque tiene vigilancia permanente. Con riesgo bajo son 8; de riesgo medio, 21; y riesgo alto, 9.

- ¿Qué sería el riesgo alto?

-Que carecen de cualquier servicio de vigilancia y de cualquier tipo de medida de seguridad.

-¿Se producen muchas agresiones?

-La instrucción cataloga como agresión cualquier tipo de conducta física o verbal, como insultos vejaciones, calumnias, injurias? Llevamos una estadística de los hechos. La inmensa mayoría son verbales y, si son físicas, no llegan a causar lesión. Por otro lado, hay comportamientos incívicos, que no son delictivos, como una mala contestación. Vivimos en una sociedad que lo quiere todo ya. Cuando la gente ve que tiene que esperar, se va poniendo nerviosa y genera tensiones. Otras veces es por discrepancias con el tratamiento. Influye el "doctor Google", al que creen más que al médico. Las consultas son un sitio bastante delicado. Están el médico y el paciente y, en la mayoría de las ocasiones, un acompañante. El profesional está contra la pared, con la vía de escape bloqueada. Los médicos tienen una profesión muy delicada. Ya no se les tiene el respeto de antes. Como en las consultas no se pueden instalar cámaras de videovigilancia, por intimidad de los pacientes, algo muy bueno son los botones del pánico. Mediante la pulsación de una tecla o una combinación de ellas, en el ordenador o el móvil se activa una alarma en el puesto de control de los vigilantes, si los hay, o en los ordenadores de los compañeros. Tener vigilantes es fundamental porque son la primera línea de batalla y si va a mayores, alertan a la policía.

- ¿Cuántos centros disponen del botón del pánico?

-Lo deberían tener todos y no es así. El Sergas está en ello.

-¿Cuántas agresiones se han comunicado?

-En lo que llevamos de año, el Sergas ha comunicado 14 físicas y 25 verbales, pero solo ha habido dos denuncias y por lesiones leves. físicas. Una fue un tortazo de un paciente al conductor de la ambulancia que lo trasladaba. La otra fue a tres urólogos por parte del marido y el hijo de una paciente que estaba mal y falleció. Fueron a pedir explicaciones a quienes le habían intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones. La cosa fue a mayores y acabó en agresión física y lesiones leves, rasguños. El objetivo es que estos casos se reduzcan aún más.

-Aunque aún no tengan datos porque acaban de empezar, ¿qué percepción tienen? ¿Se están incrementando las agresiones?

-Los datos que ha ofrecido la organización médica colegial es que hubo un repunte en 2017. Fue el motivo por el que se puso en marcha el protocolo.

-¿Qué recomendaciones les pueden dar a los profesionales desde su unidad? Cómo deben actuar?

-Cuando vean que una persona se pone nerviosa, tienen que hacer lo contrario. Mantener la calma, hablarle de tú a tú con un tono de voz pausado y tranquilo para rebajar la tensión. Si se pone al mismo nivel, la tensión va subir. Tienen que anticiparse a la situación de agresividad máxima. Si ven que se pone difícil, con cualquier excusa, salir para que un compañero te pueda ayudar. Y si la situación de agresividad verbal es ya muy alta, llamar a vigilantes o policía. Cuando nos llaman, muchas veces ya solo la mera presencia policía soluciona el problema. Si se ha producido una agresión que no llega a delito y no se puede aplicar el código penal, hay otras herramientas que son la Ley de seguridad ciudadana. Se tramita a la Delegación del Gobierno y son sanciones económicas, que a veces duelen más. Las penas de prisión por agresión a personal sanitario son de 6 meses a 3 años. Es el delito de atentado del código penal, que incluye a cualquier funcionario público en el ejercicio de sus funciones. Aquí no entrarían los que prestan servicio de forma privada. Que se incluya es una demanda del sector y nosotros también vemos que sería una medida positiva. Los médicos se merecen una protección justa, sean funcionarios públicos o no.

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