El alcalde se reunió ayer con la directiva de la Mancomunidad de Montes de Vigo para avanzar en el diseño del "Cinturón Verde" que deberá proteger a la ciudad ante una nueva oleada incendiaria como la del pasado mes de octubre. Hasta ahora el gobierno local contaba con un anteproyecto, pero el alcalde quiere cerrar cuanto antes las dimensiones y especies seleccionadas con los comuneros y garantiza una primera partida en los presupuestos de 2019 para iniciar la actuación. "El concepto de anillo verde es aceptado por todos, pero se pueden discutir temas menores y quiero un acuerdo total con todos los implicados", avanzó Abel Caballero al término del encuentro en Alcaldía.

Este "cinturón" se extenderá a lo largo de 49,5 kilómetros por las parroquias de Saiáns, Oia, coruxo, Valadares, Bembrive, Cabral, Candeán y Teis. Se retirarán especies como eucaliptos y pinos para apostar por ejemplares autóctonos como castaños, nogales, abetos, cerezos o tejos más resistentes a las llamas. Harán falta de diez a veinte años y "varios millones de euros" para completar esta malla de protección que Caballero recordó que asumirá íntegramente el Concello de Vigo.

"El anillo verde tiene una función ecológica importantísima", subrayó el regidor, que recordó que tendrá 50 metros de longitud por 100 metros de ancho y un camino de acceso de al menos cinco metros que permitirá el fácil acceso de los medios de extinción al monte en caso de incendio. La intención es que este "cinturón" conecte con el resto de parques forestales de la ciudad.

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"Es la única experiencia en Europa de estas características que significará un inmenso parque para la ciudad y una zona de detención de incendios con la plantación de especies autóctonas", insistió el regidor que se mostró dispuesto a "cooperar" con los comuneros. Este año se hará una pequeña plantación en una zona de consenso sobre la que no hay discrepancias y el proyecto arrancará de forma más intensiva en 2019.

La reunión se enmarcaba dentro de las celebraciones del Día Mundial del Medio Ambiente por el que se colocaron papeleras amarillas para recoger envases de plástico en los autobuses de Vitrasa al tiempo que se promovía el transporte público para reducir emisiones.