Para descartar o diagnosticar problemas del sueño se realiza una prueba que se denomina polisomnografía y que llevan a cabo especialistas en Neurofisiología. La jefa de este servicio en Povisa, la doctora Aránzazu García, explica que lo que más ven con este estudio son síndromes de apnea y de piernas inquietas, seguidos por epilepsias.

Los casos solo con síntoma de insomnio que les llegan, son más escasos -dos del medio centenar de estudios que pueden hacer al mes-. "Nos los derivan para diagnosticarlo cuando persiste en el tiempo y no hay causa orgánica o física y si no han funcionado otros tratamientos", detalla. En el caso de las apneas, los pacientes suelen acudir al médico porque roncan o porque su pareja ha percibido las pausas en su respiración cuando duerme. En el caso de las piernas inquietas, son personas que se tienen que levantar por la noche para mover las piernas porque le duelen.

No es nada desdeñable el porcentaje de la población que sufre trastornos del sueño. Solo insomnio lo padece un tercio. Y el 10% lo sufre de forma crónica. Es decir, "tiene repercusiones por el día, dura más de tres noches por semana o persiste, al menos, tres meses". La doctor García advierte de que "sus efectos pueden ser graves, porque te condiciona la vida, puede estar detrás de accidentes laborales y de tráfico, menor rendimiento, dificultad en la capacidad de memorización". Añade que la ansiedad y la depresión pueden ser tanto causas como consecuencias, y que también está ligado a problemas de obesidad y diabetes. "La falta de sueño es muy importante porque es esencial para la vida; tiene una gran repercusión a nivel sanitario y socioeconómica", subraya

Otro 4% de los adultos tienen apnea del sueño, que además de los efectos que tiene en común con el insomnio -por la somnolencia diurna-, añade los riesgos cardiovasculares de la falta de oxígeno que se produce cuando se interrumpe la respiración.