Ni una buena media, ni nota de corte, ni vocación, ni siquiera experiencia. Solo "compromiso" y "disponibilidad". En la Universidad también se "imparten" múltiples especialidades sin necesidad de matrícula y donde la solidaridad y altruismo son los únicos requisitos de acceso. Los programas de voluntariado que ofrece la institución crecen año tras año así como la demanda por parte del alumnado. Durante el último curso -para el presente todavía están abiertos muchos programas- fueron 85 los estudiantes que quisieron compartir su tiempo con personas sin recursos, menores en situación de vulnerabilidad o colaborando con el mantenimiento del entorno del campus, entre otros proyectos.

Uno de los programas que ofrece la UVigo y que cuenta con mayor éxito son los organizados por la Oficina de Medio Ambiente (OMA). Sus iniciativas, dirigidas no solo al estudiantado sino a toda la comunidad universitaria buscan la integración y sensibilización del voluntario con el medio natural. Cuentan con "una veintena" de inscritos de entre 20 y 30 años, en su mayoría estudiantes de los grados de Biología, Ciencias del Mar, Empresariales, Químicas y Traducción aunque también cuentan con estudiantes de Máster de Biotecnología y Ciencia o Tecnología agroalimentaria y ambiental.

Entre sus funciones, el voluntario colabora "en labores de control de especies exóticas invasoras, recuperación de aparatos electrónicos para su reutilización, como apoyo en las visitas escolares dentro del programa de educación ambiental o creando nuevos materiales divulgativos y rutas", tal y como explica Sergio Rojo, el responsable de este programa.

Al frente de estas actividades se encuentra un biólogo y los grupos son pequeños para "facilitar la transmisión de conocimientos y la pulcritud de las acciones realizadas", añaden desde la OMA.

Y no solo en el campus vigués se desarrollan estas iniciativas. La delegación de alumnos de la Facultad de Derecho del campus ourensano inició hace dos años un proyecto que busca informar a los escolares sobre el acoso, bullying y la responsabilidad penal del menor. "Nuestras charlas van dirigidas a adolescentes y que sean chicos universitarios de casi su edad, 18 o 19 años los que te alerten de estas prácticas hace que calen mucho más hondo", apunta Beatriz Pardo.

Además de un gran acto en el que estaba presentes abogados penalistas o incluso la Fiscalía de Menores, las charlas a escolares comprenden también un debate con los jóvenes. "Charlan de tu a tu, son jornadas muy dinámicas en la que los universitarios cuentan sus experiencias e historias y la respuesta es muy positiva", matiza Pardo.

Además de los programas de voluntariado propios, son varias las asociaciones que a título personal buscan entre los estudiantes voluntarios para colaborar en sus actividades.

Es el caso de la asociación juvenil Abertal, que desarrolla tres programas diferentes -talleres de ocio y animación para jóvenes, desenvolvimiento integral de personas con discapacidad o diversidad funcional y apoyo educativo a menores en riesgo de exclusión social-. "Todos funcionan gracias a los voluntarios; si no fuera por ellos es cierto que podríamos seguir con la actividad pero esta ya no sería tan personalizada ni individualizada, que en el fondo es lo que buscamos, que el beneficiado pueda llevar una vida normal gracias a la compañía y apoyo del voluntario", apunta Alejandra de la Iglesia.

Otra entidad que se unirá en breves a esta oferta de voluntarios es ADICAE, que vela por la defensa de los derechos del consumidor. "Queremos hacer visible un nuevo modelo de consumo, y para ello el voluntariado puede ayudar a sensibilizar al público. No hay requisitos, solo compromiso, responsabilidad y disponibilidad para el voluntario", matiza Ana Folgar, de ADICAE Galicia.