Admirar el vuelo y vigorosidad de los halcones, águilas o azores; el plumaje de los chotacabras, cormoranes o vencejos; el embelesado zigzagueo de las serpientes; o los ágiles movimientos del caballo, zorro e incluso delfines no siempre requiere visitar el zoo de A Madroa. En ocasiones, basta con asomarse a la calle. En el último año, agentes de la Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR) de la Policía Local rescataron más de un centenar de animales salvajes en el centro urbano o en caminos del rural vigués.

La variedad de ejemplares es muy excelsa: desde múltiples especies de aves de gran tamaño como las garcetas hasta otros domésticos como loros, periquitos o agarponis pasando por patos silvestres, comadrejas, iguanas, nutrias, serpientes u otros animales desbocados. Son estos dos últimos los que requieren la mayor parte de las intervenciones. Desde mayo de 2017 hasta hoy -por ayer-, los efectivos de la UMIR fueron alertados hasta en 19 ocasiones por la presencia de caballos sueltos en carreteras. Uno de los casos más sonados -y a su vez más grave- tuvo lugar en el mes de noviembre del año pasado cuando tres caballos irrumpieron en la Avenida de Madrid sembrando el pánico entre los cientos de conductores.

Las temperaturas estivales son las grandes aliadas de las serpientes. Y es que estos reptiles se regulan por la graduación exterior y con las altas temperaturas se vuelven más activas. Esto provocó que en las últimas semanas los agentes localizasen dos ejemplares, uno de ellos en una finca de Navia, que fue devuelta a su hábitat natural, y otra en el horno de una vecina de San Andrés de Comesaña. En total fueron más de una docena de serpientes atrapadas por la unidad especializada de Vigo.

Los balcones del centro se convierten casi a a diario en una trampa para decenas de gaviotas. Los agentes rescataron a más de 23 ejemplares gracias a las alertas ciudadanas. El colegio Santa Irene también "acogió" temporalmente a una urraca que volaba perdida. Por su parte, dos murciélagos visitaban asiduamente la Escuela Oficial de Idiomas. En el entorno de la calle Bolivia pretendía establecerse un nutrido grupo de patos silvestres, que fueron devueltos a su hábitat así como una paloma mensajera que no quiso levantar el vuelo de la calle Pedreira. Este caso dista de los anteriores al contar el animal con un dueño.

El proceder en estos casos es diferente. Si el espécimen es doméstico se identifica, se localiza a su dueño y se traslada de forma temporal al Servicio de Protección municipal de animales de A Madroa. Si los animales localizados pertenecen a especies protegidas, autóctonas y están sanas se devuelven a su hábitat natural. En caso de que el ejemplar presente alguna lesión se traslada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cotorredondo, dependiente de la Xunta.

Erizos, iguanas, tortugas, loros, mirlos, lirones, ninfas, jabalíes u ocas son alguna otras especies localizadas. Sin embargo, y a tenor de las estadísticas son los perros abandonados y los nidos de velutina los que más trabajo generan a los agentes en el último año.