"Al aterrizar muchos pensábamos que lo habíamos conseguido. Lo rozamos", así expresa David Doval la sensación haber acariciado el récord de España de paracaidismo de vuelo en formación. El vigués era el único representante gallego entre los 70 saltadores que este fin de semana intentaron batir la marca nacional en Murcia. El evento, organizado por la Federación Aeronáutica Española y el Ejército del Aire, quería celebrar los 70 años del primer lanzamiento militar en nuestro país con un nuevo hito histórico: superar los 54 participantes logrados en 1996.

El desafío reunió a los mejores paracaidistas nacionales: 22 del Ejército del Aire y 48 deportistas de la Real Federación Aeronáutica Española (RFAE). Entre ellos solo había único saltador gallego: David Doval. Los participantes civiles en el evento fueron seleccionados en base al número de saltos realizados y la experiencia previa en grandes formaciones. La primera vez que este vigués usó un paracaídas tenía ocho años. Le acompañaba su padre, el fundador de Club Paracaidismo Galicia. A los 14 se lanzó en solitario por primera vez. Hoy es un experimentado paracaidista que atesora más de 3.700 saltos.

Doval destaca la enorme dificultad del reto: 70 personas saltando a 7.000 metros de altura para engancharse a más de 250 km por hora, con un minuto y 20 segundos para realizar la formación, que debe durar al menos tres segundos. "Es una formación muy compleja: se salta desde dos aviones, hay que salir al milímetro, y requiere una sincronización muy elevada", describe.

Se partió del objetivo de lograr una figura en el aire con 70 integrantes. "Se hicieron dos grupos de 35 personas y en los primeros intentos se descartaron algunas personas hasta llegar a 55. Hay que tener en cuenta que es un salto muy difícil, especialmente para las últimas posiciones", explica.

"Cuando salía de la aeronave no veía la formación de tan lejos que estaba. Sales hacia donde, teóricamente, están los demás pero vas a más de 250 km/h, son velocidades altísimas. No solo tienes que llegar a tiempo, sino que además tienes que frenar cuando alcanzas a tus compañeros. Puedes pasar de 250 a 170 kilómetros por hora en segundos. Son cambios muy drásticos", relata.

En el salto final participaban 55 paracaidistas precisamente con la ilusión de batir el récord de 1996. "Hubo una persona que no llegó a engancharse. Es muy difícil para las últimas posiciones que tienen que avanzar casi 500 metros desde el avión en caída libre y luego frenar para anclarse al resto", detalla.

De hecho, al aterrizar, Doval y algunos compañeros pensaban que lo habían logrado. "Un día más y lo habríamos conseguido", se muestra optimista al explicar que con apenas media docena de entrenamientos lograron fijar a más de medio centenar de saltadores. "Estoy muy contento de haber participado en un evento de estas características, representando a Galicia con el único club que tenemos en nuestra comunidad, y además, hacemos 30 años este 2018. Para mí es un orgullo haber estado ahí y me quedo con ganas de repetir", exclama con satisfacción.

Y puede que tenga una nueva oportunidad el año que viene porque, según comenta, la Federación Aeronáutica Española valora la posibilidad de repetir el asalto al récord. David Doval estará allí, sumando más caídas libres imposibles a su ya vertiginoso palmarés.