El proyecto de transformación de la factoría de Balaídos del Grupo PSA, que permitió la adjudicación de dos nuevos lanzamientos industriales, las furgonetas K9 (ya en producción) y el nuevo todocamino V20, incluyó una remodelación completa de los accesos del tráfico pesado al recinto de Zona Franca y a la propia planta. Con el doble objetivo de agilizar y abaratar los flujos logísticos de su panel de proveedores, buena parte de los cuales están instalados en los polígonos empresariales de Valladares, Mos y Porriño, y a la vez liberar de tráfico pesado la Avenida de Citroën, PSA-Vigo creó un enlace directo por Matamá al segundo cinturón (VG-20) que canaliza ahora el 90% de las entradas y salidas de camiones del recinto.

La planta viguesa recepciona a diario una media de 5,6 millones de piezas y componentes para el montaje de sus vehículos, lo que supone la entrada y salida de aproximadamente unos 700 camiones. Antes, el grueso de estos transportes pesados, por la propia configuración del centro, entraba por la VG-20 y las porterías de San Andrés de Comesaña y a veces, Balaídos, pero PSA cambió los accesos para canalizar todo por el segundo cinturón. Solo siguen entrando por San Andrés los camiones procedentes de los proveedores instalados en O Caramuxo.

La logística representa ya uno de los mayores costes para la poderosa industria del automóvil; incluso supera a la mano de obra en algunos casos. Tanto es así que PSA y el resto de fabricantes ya están usando los llamados megacamiones -de hasta 25 metros de longitud-para ahorrar en costes (mayor carga, menor coste), así como sistemas de gestión inteligentes basados en algoritmos.