Estudiaban juntos en Santiago y realizaron un viaje a la India y Nepal que les dejó huella y un álbum memorable. "Tenemos una foto tomándonos un albariño en Benarés, en una barca en pleno Ganges. Y otra brindando en Katmandú a las seis de la mañana con el Everest de fondo. ¡Qué frío pasamos!", recuerda Jacobo. Mientras estudiaban Biología, también se matricularon en Filosofía, carrera que Reigosa llegó a finalizar. "Es exageradamente inteligente, una enciclopedia, además de excelente persona y compañero", destaca de él su antiguo compañero de clase. También rememora que tras celebrar su acto de licenciatura ambos regresaron andando a casa. Él a O Grove y Reigosa, a Vigo: "Fue una noche de peregrinaje, hablando de todo".

"Me alegró mucho saber que se presentaba al Rectorado, porque si lo logra hará cosas. La vida es andar, no quedarse, y él es así. La Universidad de Vigo ya es dinámica, pero con él cogerá mayor aceleración. Es de lo mejor que hay como científico, filósofo y trabajador. Y es dialogante, una de las virtudes más grandes que puede tener un ser humano", concluye.