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Médicos que reescriben la historia

Luis Fariña, jefe de Urología de Povisa, y la doctora cubana Marlene Fernández aclaran una parte de la biografía de Joaquín Sorolla y localizan una de sus obras que se creía perdida

A la dcha., mosaico de un anuncio del Sanatorio Lluria, en Soutomaior.

Revisar los grandes personajes del pasado como si se tratasen de pacientes que acuden a consulta permite definir con mayor precisión lo que conocemos de sus vidas e incluso reescribir la historia. Y algunas de estas investigaciones, como la realizada por Luis Fariña Pérez, jefe de Urología del hospital Povisa, y Marlene Fernández Arias, médico e historiadora cubana, acaban incluso por descubrir una obra del pintor Joaquín Sorolla que se creía perdida.

El artista valenciano, afincado en Madrid desde 1889, se movía en un ambiente muy intelectual y frecuentaba a políticos, escritores y otros personalidades importantes de su tiempo como Ramón y Cajal. Así que, cuando precisó someterse a una operación, pudo recurrir al cirujano hispanocubano formado en Francia Joaquín Albarrán, "uno de los urólogos más conocidos en Europa" a principios del siglo pasado.

El experto lo intervino en Biarritz en 1906, cuando Sorolla contaba con 43 años. Pero los doctores Fariña y Fernández, tras analizar la correspondencia del artista con su mujer, Clotilde García, y sus amigos, han podido concluir que no fue operado de próstata como sostienen algunos de sus biógrafos. Sus conclusiones acaban de aparecer publicadas en la revista científica European Urology Supplements.

"La idea del estudio surge de la colaboración con Marlene Fernández, que es biógrafa de Albarrán. Aunque él dominaba las técnicas necesarias, de hecho, estaba preparando el gran libro 'Medicina operatoria de las vías urinarias', a principios del siglo pasado las operaciones de este tipo eran más bien raras. Y las cartas de Sorolla nos hablan de una intervención que en seguida se calificó como exitosa y cuya recuperación fue muy rápida. Al día siguiente, casi hacía vida normal. Y en años siguientes, en su correspondencia, que fue muy abundante, nunca volvió a tratar esta enfermedad".

"Todo esto nos hace pensar en que no fue operado de una enfermedad de la próstata o de la uretra, que implicaría una convalecencia mucho más larga, sino que la intervención fue mucho más sencilla. Tendría que ver con algún problema benigno en los genitales y sería como las que solían hacerse a pacientes de su edad en esa época", explica el doctor Fariña.

Pero las pesquisas también han permitido localizar el paradero de un retrato de Albarrán que Sorolla pintó entre 1906 y 1907 y que se daba por extraviado. "La doctora Fernández descubrió que seguía en manos de una parte de la familia. Sabemos que el cuadro existe y en algún momento volverá a salir a la luz", apunta.

La obra es un óleo sobre lienzo con los colores característicos de la paleta de Sorolla y Albarán viste el traje académico de catedrático de la Universidad de París, una toga púrpura y la condecoración de la orden de la Legión de Honor con el grado de oficial que el Gobierno francés le otorgó en 1907 y que fue añadida al retrato después de estar finalizado. La distinción y la ropa se conservan en el Museo de Sagua la Grande, en Cuba.

La investigación, que será presentada en el Congreso Español de Urología de Gijón el próximo junio, también incluye la figura del urólogo cubano Enrique Lluria, discípulo de Albarrán y que se ocupó de los cuidados postoperatorios de Sorolla.

El cirujano fue también el segundo marido de la gallega María Vinyals, la "marquesa roja" de Soutomaior, en cuyo castillo establecieron su residencia después de dejar Madrid. Y el urólogo abrió allí el Hotel Sanatorio Lluria, el primero de Galicia especializado en enfermedades de la orina.

Es posible que Lluria pusiese en contacto a Sorolla con Albarrán. En todo caso, hay constancia de que Sorolla se hospedó en el castillo de Soutomaior en 1910. Años más tardes, el artista volvería a Galicia para pintar varios óleos que representasen a la gente y las costumbres de nuestra tierra por encargo de la Hispanic Society de Nueva York.

"Y también estuvo en Vigo. Existe una conexión entre un cirujano muy importante en Europa como era Albarrán, su discípulo Lluria, otro personaje muy interesante para la medicina y la urología gallega, y un pintor tan universal como Sorolla. Recorrió toda la geografía española durante años y reflejó muy bien la vida de aquella época. En los últimos años se están organizando exposiciones y actividades que lo hacen más conocido y será más valorado en el futuro", confía el doctor Fariña.

El experto, que también es un gran aficionado a la música, ya publicó hace varios años un libro sobre Mozart en el que descartaba su muerte por envenenamiento. "Es inevitable que siempre veamos a los personajes como pacientes y nos preguntemos qué cosas pudieron influir en su vida. Espero que este artículo sobre Sorolla estimule a otras personas a estudiar las enfermedades a través del arte y la literatura", expresa.

De hecho, la biografía del pintor todavía mantiene incógnitas desde esta perspectiva: "Murió en 1923, tres años después de un accidente cerebrovascular que le causó una hemiplejia. Pero durante toda su vida sufrió cefaleas que podrían indicar que tenía la tensión alta, o quizá sufría algún otro factor de riesgo como diabetes".

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