De Lawrence Stroll se dice que desde muy joven tuvo claro que se dedicaría al sector textil por la influencia de haber trabajado en la tienda de ropa de su padre. Su carrera comenzó en los años 80 cuando introdujo en Canadá las marcas Pierre Cardin y Ralph Lawrence para continuaren Europa. Pero realmente su despegue hacia el éxito surgió en los 90 al desembarcar en la hasta ese momento desconocida Tommy Hilfiger, marca que Stroll hizo crecer hasta rivalizar con las más populares. Según la ficha de la lista de billonarios de Forbes -donde aparece en el puesto 877-, fue el cerebro, junto a su socio, Silas Chou, de la provechosa oferta pública de la firma de moda Michael Kors en 2011. De la venta de esas acciones procede buena parte de su fortuna. Desde entonces Stroll está volcado en su verdadera pasión, el automovilismo. Ferrari le considera su "mejor cliente" al guardar en su garaje 25 de la gama vintage (clásicos). Por el último que compró, un Ferrari Spider de 1967, pagó 27,5 millones de dólares. Pero ahora este magnate se ha hecho más conocido por ser un asiduo de las carreras de Fórmula 1, donde compite su hijo, el piloto de Williams, Lance Stroll, quien debutó en la temporada 2017 con 18 años recién cumplidos.