La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que lo ideal durante el día es que una persona no soporte más de 65 decibelios (dB), un molesto "runrún" equivalente por ejemplo al que produce una aspiradora en marcha. Poco a poco las mejoras en las calles del casco urbano, que son las que generan un mayor ruido por el intenso tráfico que soportan, consiguen que más gente se sitúe por debajo de ese tope "aconsejable" que se fija como reto la legislación española para áreas residenciales en horario diurno. El umbral recomendado es algo más bajo en zonas con centros de salud o colegios (60 dB) y más elevado para entornos donde hay industria (75 dB) o actividades vinculadas con el espectáculo (73 dB).

El último Mapa del Ruido elaborado por encargo del Concello concluye que durante el horario diurno -entre las 07.00 y las 19.00 horas- están expuestos a más de 65 dB cerca de 44.500 vecinos, lo que supone el 15% de la población censada en la ciudad. El número de vigueses que soporta un volumen que supera al aconsejado por la OMS fluctúa a lo largo de la jornada y por las tardes -de 19.00 a 23.00 h- se eleva hasta los 46.200. A lo largo de las 24 horas del día están expuestos a más de 65 dB unas 59.800 personas, cerca del 20% del conjunto del padrón municipal.

Por las noches la legislación española reduce ligeramente ese tope de decibelios que delimita los valores ideales. En zonas habitadas baja de los 65 dB del horario diurno a 55 dB. Según el estudio municipal, en Vigo están expuestos a volúmenes por encima de ese umbral cerca de 50.800 personas.

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Aunque el número de vecinos expuestos a más decibelios de lo deseado es aún considerable, en Vigo el problema de la contaminación acústica se ha reducido en los últimos años. El análisis del Concello apunta a una menor incidencia del problema. En 2012, cuando realizaron el último Mapa de Ruido, los técnicos usaron un sistema de medición que han perfeccionado en el de 2017. Al analizar un edificio ahora diferencian por zonas, no como en 2012, cuando consideraban que todos sus residentes soportaban el nivel de ruido más alto anotado en el inmueble, que habitualmente se corresponde con la fachada que mira a la calle.

Ese cambio de método hace que los resultados de 2017 sean más precisos y arrojen datos bastante más bajos que los de hace cinco año. Al comparar sin embargo los valores de entonces (2012) con los que se obtendría hoy aplicando ese mismo sistema se aprecia una caída considerable de la población que está expuesta a contaminación acústica.

En 2012 y echando mano del antiguo sistema de medición, se estimaba que en Vigo había, a lo largo del día, 189.500 vecinos que aguantaban más de 65 dB, lo que suponía más del 63% de la población que vivía en la ciudad, que entonces superaba a la de ahora.

Usando esa misma técnica, los expertos estimaron en 2017 que el número de vecinos que durante las 24 horas del día aguantaban más de 65 dB había descendido a 150.000. Ya que el padrón local se situaba en el momento del estudio en 289.700 personas, el porcentaje de afectados por contaminación acústica sería entonces de casi el 52%. Es decir, se habría pasado del 63% al 52%, con lo que en solo un lustro la caída sería del 11%.

Si se extiende esa misma comparación al horario diurno -entre las 7.00 y 19.00 horas- para averiguar cómo evolucionó el porcentaje de población que soporta de día sonidos de más de 65 dB, se aprecia también un descenso del 9%. Por las tardes la caída sería del 10% y si se analizan las noches -cuando el tope se fija en 55 dB- la reducción se aproxima al 8%.

¿A qué se debe esa mejora? El estudio recuerda algunas de las iniciativas activadas por el Concello a lo largo de los últimos años y su impacto sobre la contaminación acústica en Vigo. En primer lugar destaca la oleada de humanizaciones de calles iniciada en 2007, en las que -apostilla- se "ha dado prioridad al peatón sobre los vehículos y limitado el acceso y la velocidad" a la que circulan los coches.

El estudio detalla que el Consistorio ha limitado a 30 km/h la velocidad máxima de cerca de 200 calles y viales de la ciudad. "En lo que al impacto acústico se refiere, reducir de 50 a 30 km/h la velocidad en el casco urbano implica disminuir los niveles de ruido entre 2 y 3 decibelios en la zona afectada", señalan los expertos. En otros puntos del municipio el tránsito también se ha reducido por debajo de 50 km/h con badenes y plataformas de asfalto, "contribuyendo de este modo a disminuir los niveles de ruido" en las zonas donde se actúa.

En el estudio se recuerda además que el Concello de Vigo tiene definidas Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), que son las que soportan un ruido especialmente elevado debido a su intenso tráfico, el tránsito de personas o que acumula locales de ocio. Praza do Rei trabaja ya en una Zonificación Acústica que le ayudará a mejorar sus políticas y alcanzar menores niveles de contaminación.

Atajar el ruido que genera la circulación de vehículos es crucial. El tráfico rodado es, de lejos, el que genera un mayor problema, muy por encima del ferroviario o incluso del que causan las industrias. A lo largo del día soportan más de 65 dB por esta causa unas 59.400 personas, lo que representa algo más del 20% del padrón municipal.

El mapa de ruido que acaba de trazar el Concello concluye también que 341 kilómetros cuadrados (km2), el 9,5% del total del municipio, están expuestos a menos de 50 dB y que solo 11,6 km2 (11%) aguantan niveles de ruido que pasan de los 65 dB. Los mayores volúmenes de contaminación acústica, que exceden de los 75 decibelios, se concentran en 1,7 km2, lo que supone algo menos del 2% del conjunto del suelo de la ciudad.