Los griot, en la cultura senegalesa, son personas muy respetadas encargadas de difundir el legado de ritmos, músicas, danzas, canciones transmitido de generación en generación. Como juglares o trovadores. En el Centro Cívico del barrio de Teis, el "Dakar vigués", da clases uno: Alseyni Kamara.

Con el Ballet Jammu, que dirige su tío, recorrieron los más grandes festivales folclóricos de la península ibérica. En una de estas paradas, cerca de la localidad lusa de Viana, conoció a Vanessa Rodríguez, de O Rosal. Por ella se instaló en Baixo Miño en 2012.

Juntos han creado el grupo Mbolo Mooye Doolé, que en woolof significa "la unión hace la fuerza". En ella tienen espacio la cultura senegalesa y la gallega. Ofrecen espectáculos tradicionales africanos o talleres de danza africana, pero también otros en los que fusionan ambos mundos. Este invierno están girando por los colegios enseñando a los niños, por ejemplo, las similitudes y diferencias de ambos lenguajes musicales y sus instrumentos. "Difundimos el conocimiento de la multiculturalidad", destaca Vanessa.

Cuenta de Alseiny que, como griot, "lleva la cultura en la sangre". Para él la música es, sobre todo, "ritmo y tiempos". No solo domina los de Senegal, sino todos los de la costa oeste africana. El pasado fin de semana, en el marco del Festival Nun Local, el grupo derrochó energía y calor en el Casco vello.