Manuel Castells, de 62 años, deja el cargo de decano tras ocho años al frente del colegio. Pero no se desvinculará: seguirá colaborando con la nueva junta directiva. Hace un balance satisfactorio de sus dos mandatos que, señala, fueron "muy intensos". "Cuando entré en 2010 estaba la Ley Omnibus; y después vinieron todo un goteo de reformas legales, el reto telemático en los juzgados...; hubo que estar peleando constantemente", afirma. Pone como ejemplo la implantación de Lexnet, que no estuvo exenta de dificultades y quebraderos de cabeza para estos profesionales. "La mera puesta en marcha de este sistema fue muy conflictiva", dice.

Una cuestión que le enorgullece de su etapa representando al colegio es el "gran espíritu de solidaridad y colaboración" que observó en sus compañeros en todo tipo de momentos. "Ahora hay un relevo en la junta directiva, pero seguiré colaborando", garantiza Castells.

¿Los retos de su sucesor? La propia profesión, afirma, se enfrenta a cambios importantes que deben definirse. Otro de ellos es la modernización de la Administración de Justicia. "Aún queda mucho para llegar a que todo se haga por medios telemáticos", advierte. Y junto al objetivo de "agilizar" la ejecución de sentencias, en Vigo será clave, afirma, la futura Ciudad de la Justicia.