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Marciano Sánchez: "Mientras la gente esté dispuesta a defender la sanidad pública, se logrará"

El doctor debatió ayer en Vigo sobre el estado del servicio básico ciudadano

El doctor Sánchez Bayle. // Alba Villar

Fundó la primera Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, la de Madrid, hace casi 37 años y hoy preside la federación que aúna estos colectivos en España. El doctor Marciano Sánchez Bayle, uno de los que prendió la chispa de la marea blanca en la capital, se jubiló el mes pasado de la sanidad pública, pero no de la lucha por defenderla. "De esa me retirará la vida", promete. Ayer estuvo en Vigo, en el Ateneo Atlántico para hablar de la sanidad en la ciudad.

-Desde que fundó este colectivo, ¿cómo evolucionó la sanidad?

-Cuando nacimos, se trataba de construir un sistema público que unificara todas las redes asistenciales, que desarrollara Primaria, que mejorase especializada y Enfermería, que favoreciese la formación de especialistas... Necesitábamos una ley para crear un nuevo modelo que pivotara sobre la idea de que la salud es un derecho de la ciudadanía. El paso de ese modelo fragmentado y con una cobertura insuficiente, a uno casi universal, no fue con la celeridad que necesitaba la sociedad, pero se produjo.

-La lucha ha cambiado también.

-Claro. Casi desde el inicio surgen problemas hacia la privatización, pero se hicieron más consistentes con Aznar. En las comunidades que gobernaba el PP, como Galicia, ya se habían dado pasos, como las fundaciones de Beccaría. Cuando llegó a ministro de Sanidad y con Feijóo como secretario general del Insalud, intentan extenderlas, pero se paró por una gran contestación. Ahí empiezan a abrirse muchas brechas privatizadoras. En la crisis, la situación empeora mucho con los recortes. Ahora, el Gobierno dice en Bruselas que el presupuesto de 2020 será del 5,3% del PIB. En 2009 era del 6,9%. Será un recorte muy importante y esa es la tónica. Hay un avance legislativo de desregulación, como la nueva ley en Galicia. La mayoría de los recursos se concentrarán en ciudades y grandes hospitales y se intentarán privatizar.

-¿Hasta qué punto logró frenar la marea blanca las privatizaciones?

-Se frenaron muchas cosas en Madrid y también en otras zonas por el miedo a que las movilizaciones se generalizaran. La Xunta preveía un hospital público-privado en Pontevedra y lo paró. También en Castilla La Mancha, Aragón, Extremadura... Se pararon muchas cosas; todas, no. Defender la sanidad pública es defender un sistema que dé a cada persona según sus necesidades y que reciba de cada una según sus posibilidades. Es un acto de solidaridad entre los de más recursos y más salud, con los más enfermos y los más pobres. Choca con una concepción insolidaria y neoliberal de gran parte de la sociedad y esa tensión se mantendrá. Mientras la gente esté dispuesta a defender el sistema sanitario público, como el resto de servicios fundamentales, se logrará. Todo es reversible si hay voluntad política. En Valencia, uno de los hospitales privatizados por el PP, va a volver a la gestión pública en 15 días.

-¿Qué opina del caso de Vigo?

-Es un ejemplo de esta situación. Un hospital que la Xunta preveía hacer por 300 y pico millones y que se acabó adjudicando por 1.500. Y se produjeron todos los problemas que se podían producir. La ineficacia de este modelo estaba comprobada hace tiempo, incluso la OMS publicó un artículo que lo demostraba. La única ventaja que la experiencia internacional encontraba es que se hacían en plazo y, en España, ni eso.

-¿El Cunqueiro es un caso excepcional en comparación con la decena de hospitales de modelo público privado de España?

-No, los problemas son generalizables. Tiene la peculiaridad, que solo tienen tres en España, de que se hizo con una plantilla preexistente y eso es positivo, porque las que se crearon nuevas se hicieron más pequeñas. Otra cosa excepcional en positivo, es que hubo una gran movilización profesional y social reivindicando el hospital público -el resto eran por centros ya semiprivatizados-, la mayor de España.

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