En consultas, despachos, en las salas de espera de urgencias o durante la atención a domicilio. Las agresiones físicas y verbales al personal de enfermería en Galicia no dejan de crecer desde 2012, según informó ayer el sindicato Satse.

Su secretaria a nivel autonómico, Carmen García, y la delegada en Salud Laboral, Judith Juncal, lamentaron que durante el 2016 se denunciaron 226 casos de amenazas, agresiones o coacciones a profesionales sanitarios, "casi la mitad de los registrados a nivel nacional con 486 casos". Cuatro de cada diez casos afectan a enfermeras. "Sigue siendo una asignatura pendiente del Sergas", apuntó Carmen García, quien recalcó que muchas de estas agresiones "están generadas por el retraso provocado por una mala organización y los recortes". "Hay falta de medios y profesionales para dar la atención que el paciente percibe como correcta", apuntó Juncal.

Desde el colectivo destacaron otro aspecto a tener en cuenta. Y es que tan solo "un 11%" de los casos se denuncian, por lo que han hecho un llamamiento al colectivo para que "denuncien". "No somos los que tenemos que pagar por nada; queremos un ambiente de trabajo seguro", apreció Juncal. Bajo el lema #StopAgresiones, el sindicato pretende además de alentar estas denuncias, "sensibilizar a la ciudadanía sobre la necesidad de que se mantenga una relación de respeto y confianza entre profesionales, pacientes y familiares".

Apuntan la existencia de "puntos negros" en hospitales o centros de salud donde se producen buena parte de estas agresiones. "Se trata de una grave lacra que en la mayoría de los casos permanece invisible y no acarrea consecuencias para el agresor", aseguraron.