La nueva tecnología diseñada y fabricada por empresas y grupos de investigación vigueses para aprovechar la energía de las olas ya está a punto para su "prueba de fuego". Tras dos años de trabajo, el prototipo del proyecto europeo Life DemoWave será instalado en marzo en una zona de experimentación de Punta Langosteira autorizada por el Instituto Enerxético de Galicia (Inega). Allí permanecerá hasta abril de 2019 para verificar su viabilidad de cara a una futura comercialización y el aprovechamiento del elevado potencial energético de las costas de nuestra comunidad.

El diseño consiste en una boya similar a las oceanográficas con 11 toneladas de peso, 17 metros de largo, de los que 5 sobresaldrán sobre la superficie del mar, y 4 de diámetro. En la parte visible, con forma de pórtico, se instalarán de forma alterna dos cilindros con sendos sistemas de aprovechamiento energético -uno hidráulico y otro mecánico- para comparar sus rendimientos.

Frente a otros dispositivos experimentales, la tecnología viguesa es capaz de obtener la misma energía con unas dimensiones mucho menores -el rendimiento del prototipo es equivalente al de otros formatos de 50 toneladas-, además de facilitar el mantenimiento porque no dispone de equipamiento sensible bajo la superficie, solo una parte de su estructura.

Su morfología también le permite ser fácilmente transportable -la boya se separa del tubo inferior- y las dimensiones podrían adaptarse sin dificultad en función de las características de la zona de explotación. Ventajas todas ellas que redundan en un importante ahorro, puesto que la instalación y mantenimiento suponen más del 50% de los costes de los parques.

El proyecto, que cuenta con una financiación del competitivo programa europeo Life de 1,8 millones de euros, surge del impulso del profesor José Antonio Vilán y está liderado por Quantum Innovative, spin-off de la Universidad de Vigo que ya contaba con dos patentes licenciadas. El consorcio lo completan las empresas Hércules Control, Grupo Josmar y ACSM, junto con tres grupos de investigación del campus -CIMA, Energía Eléctrica y Procesado de Imagen-. También participa el Cetmar, que se ocupará de monitorizar el impacto ambiental del dispositivo.

"El objetivo es validar nuestra tecnología en Galicia, que es una zona con gran potencial en energía undimotriz, la segunda en Europa después de Gales. Hemos hablado con empresas y el propio Inega está interesado, aunque lo primero es demostrar su viabilidad. Existen otros proyectos en este campo pero utilizan tecnologías diferentes que resultan mucho más caras o que no resisten las condiciones extremas de oleaje. Nuestro dispositivo está diseñado para aguantar alturas de hasta 20 metros", destacan Alejandro Arias, director de proyectos de Quantum, y Pablo Yáñez, responsable del grupo CIMA.

El prototipo, que se instalará en un área de 50 metros de profundidad, tiene una potencia de 25 kilovatios y los responsables del proyecto calculan que será capaz de generar 200.000 kWh en un año. Se trata de un dispositivo PTO (Power Take Off), cuyo mecanismo mecánico utilizará correas y el hidráulico, un cilindro.

Según los cálculos y experimentos previos con pequeños prototipos, esta segunda tecnología será la más eficiente en el campo de pruebas porque permite un escalado a dimensiones comerciales más sencillo. Los investigadores señalan que el dispositivo final debería tener una potencia de 150 kW.

El cuerpo interior de la boya dispone de dos compartimentos aislados, uno para la parte hidráulica y otro asociado a la generación eléctrica, con el objetivo de minimizar riesgos. Y además dispone de acumuladores para adaptarse a la variabilidad energética de las olas.

El prototipo está dotado de doble casco para evitar su hundimiento en caso de resultar dañado, entre otros requisitos que fija la acreditación internacional DNV, y también contará con iluminación estroboscópica para advertir de su posición.

Y en la parte superior del pórtico se instalará el equipo de telemetría, que permitirá monitorizarlo desde Vigo de forma permanente, así como de una cámara de vídeo. La zona de experimentación de Langosteira no dispone de conexión a una subestación eléctrica así que la energía generada se disipará en el ambiente.

En cualquier caso, los responsables del proyecto destacan que la calidad del recurso obtenido superará a la de los parques eólicos, por lo que requeriría de menos rectificaciones y convertidores para su trasvase a la red.

Minimizar el impacto ambiental es otro de los retos de Demo Wave, ya que los dispositivos deberán "cohabitar" con la fauna marina. En 2016, ya se tomaron muestras previas y se midió el ruido en Punta Langosteira. Y en los próximos meses los responsables del Cetmar repetirán estos estudios para evaluar posibles efectos.

"Externamente no hay diferencias con una boya oceanográfica, un elemento que ya existe, y tampoco hay riesgos de impacto con el tubo inferior, que lo único que hace es subir y bajar por efecto del oleaje", apuntan los ingenieros.