Los trabajadores de la concesionaria del servicio de limpieza del Álvaro Cunqueiro, Acciona, han renunciado a la hora del bocadillo para movilizarse cada día. Protestan por el "incumplimiento" del convenio que firmaron hace dos meses. Denuncian que no se cubren las presencias mínimas fijadas para cada turno y que ya consideran escasas para poder realizar su trabajo en condiciones. El comité asegura que "las zonas importantes", las que usan los pacientes, nunca se quedan sin limpiar. Pero advierte de que hay otras que no les da tiempo a atender. Así, cuenta que los vestuarios de los profesionales no los asean "en 3 o 4 días" y que hay ciertos pasillos por los que no pasan.

Para todo el edificio -de 113.097 metros cuadrados de uso sanitario con 576 habitaciones, 160 consultas, 24 quirófanos, 12 paritorios...- son, durante la semana, 62 trabajadoras de mañana, 50 de tarde y 6 de noche. A este déficit de plantilla se suma que les exigen una tarea que no está recogida en el pliego de condiciones y que corresponde al personal del Sergas: el traslado de las bolsas de ropa sucia de la puerta de las habitaciones a los puntos de recogida. La empresa destina en exclusiva a esta labor a dos trabajadores. No parecen muchos, pero en una plantilla "tan ajustada" aseguran que supone bastante.

Hay más circunstancias que están incrementando su carga de trabajo, como el número de ingresados que tienen medidas de aislamiento por diferentes motivos. "Hay un montón", aseguran. El tiempo que deben dedicarle a estas habitaciones se multiplica, debido a que tienen que enfundarse en ropa especial y desinfectar todo, incluidas las paredes. Denuncian que a los nuevos trabajadores no les ofrecen formación adecuada, con el "importante riesgo para los pacientes" que esto supone.