Se incluyó en el plan director de infraestructuras sanitarias de la Xunta en 2008. El bipartito lo comprometió para 2010 y el Gobierno de Feijóo lo demoró hasta que entrase en funcionamiento el nuevo hospital, poniendo parches con varias obras en fachadas y cubiertas. La reforma integral del Meixoeiro para solucionar las "graves deficiencias en su estructura", que obligaron a cerrar el 10% de sus camas en el duro invierno de 2014, se ha hecho esperar. El Sergas anunció ayer en el DOG la licitación por 131.081 euros de la redacción del proyecto para la "mejora de la envolvente térmica". Sanidade calcula en 3,3 millones de euros la futura reforma, que incluirá el reemplazo del 80% de las ventanas, la sustitución de todas las cubiertas -salvo las dos colocadas el verano pasado-, la eliminación de los defectos de sellado y el aislamiento de todas las fachadas.

A través de un comunicado, el Sergas señaló que el objetivo es "mejorar la eficiencia energética de acuerdo a la normativa actual, controlar el consumo energético y posibilitar la introducción de energías renovables y edificios sostenibles".

Sanidade acompaña la licitación de la redacción del proyecto y la dirección de la obra con un estudio elaborado por Soltec Ingenieros sobre la situación actual del edificio y una propuesta de cómo mejorarla para una menor demanda del sistema de climatización -que hoy supone el 53% del consumo eléctrico del edificio- y la eliminación de los problemas de humedades actuales.

El documento recoge que el recubrimiento de las fachadas sufre fisuras generalizadas, que afectan al 20% de la superficie, y ha perdido su eficacia. Encuentra grietas que también dañan la siguiente capa e indica que las soluciones de drenaje no cumplen su misión y permiten la entrada de agua cuando llueve con viento. Insiste en que el estado del cerramiento es "defectuoso" con "numerosas anomalías y multitud de grietas y humedades que han provocado daños importantes".

Opina que las dos obras que se realizaron en los últimos cuatro años fueron "con carácter correctivo, no siendo una solución robusta que permitiese solucionar el problema de raíz". Propone recubrirlas con un sistema de aislamiento térmico exterior de 12 centímetros de espesor.

En cuanto a las ventanas, el informe constata "deformación de las carpinterías" que dificultan su apertura y cierre. Además, refleja la pérdida de eficacia de su sellado perimetral y la deficiente solución de vierteaguas. Apuesta por cambiar 1.750 de las 2.181 ventanas del hospital, así como la fachada acristalada que da acceso al Meixoeiro.

En las cubiertas halla filtraciones debidas al uso de materiales constructivos poco compatibles con la tipología del edificio y a fallos en el sellado, así como a través de los conductos de refrigeración y alrededor de las claraboyas. Propone sustituirlas, como las dos del pasado verano. Aunque no la incluye en sus cálculos del presupuesto, el informe también apuesta por la mejora del sistema de iluminación.

Con todas estas medidas, calculan que la calificación energética del hospital mejoraría -pasaría de la categoría D a la C, media-, al reducirse en un 24% las emisiones de gases. Aunque aumentaría algo el gasto en refrigeración, bajaría más el de calefacción, por lo que se ahorrarían casi 93.000 euros al año y se recuperaría lo invertido en 24 años y medio.

Para seguir mejorando, sería necesario actuar sobre los equipos de calefacción y refrigeración pasando a otros más eficientes o basados en energías renovables o incluir sistemas de producción de este tipo aprovechando el espacio disponible en las cubiertas del edificio.