En casa de Teresa Brea el gusto por el canto es cosa de familia. Ya de pequeña aprendió que en las fiestas familiares no se levanta uno de la mesa sin cantar y, hoy, las cenas de Fin de Año en su hogar siempre van acompañadas de "un pequeño concierto". Con 77 años, esta soprano viguesa ha vuelto a ensayar en un coro. Se ha sumado al "Gepetto", que acaba de formar la Coral Casablanca con mayores de 65 años. Su hija Elena Rivas, de 45 años, fue la primera en adherirse a esta agrupación hace más de dos décadas, y hace dos años arrastró a su pequeña, Marta, que ha descubierto en la música su futuro soñado. El director, Óscar Villar, hará coincidir a las tres generaciones sobre un mismo escenario el próximo 16 de junio, en el concierto de fin de curso.

El primero en aficionarse por el canto en la familia fue el marido de Teresa, que actuaba con la coral Ureca. Con cuatro hijos y trabajando también fuera de casa, ella no encontraba tiempo para acompañarle. Dos años después de que falleciera, en 2000, como un homenaje a él y para mantenerse ocupada, entró en esta agrupación de la antigua Caja de Ahorros y dirigida por el prestigioso Francisco Rey Rivero, al que guarda un cariño especial. De hecho, lo dejó cuando él falleció. La creación del coro "Gepetto" volvió a despertar su interés. Llevan un par de ensayos. "Tenemos buenas intenciones, estamos empezando a sonar bien", cuenta.

De sus cuatro hijos, "dos son animados y Elena tiene bonita voz". También la ha cultivado. Lleva casi toda la vida cantando en grupo. A los ocho años empezó en el coro del colegio Compañía de María y, cuando por edad ya no podía continuar, ella buscaba otras vías para mantenerse vinculada, como acompañarlo con la guitarra. No abandonó la afición en la etapa universitaria, actuando con el coro Cantigas y Amigos o versionando con un grupo de amigos. En 1995 entró en la Coral Casablanca y ya no la ha dejado. "Cantar me aporta muchísimas cosas: me desestresa, me distrae, me relaja... Y hacerlo en coro es más divertido", cuenta.

En casa tampoco para de cantar y su hija pequeña, Marta, de 8 años, ha heredado la costumbre. "Le propuse venir a la Coral Casablanca y le encanta, no perdona un viernes de ensayo", relata. "Me gusta mucho porque en los ensayos te hacen reír mucho y las canciones son muy bonitas", cuenta la benjamina. Sus preferidas son "Chitty Chitty Bang Bang" y el villancico "Din don din". Pero en casa, lo que les gusta entonar juntas a madre e hija son temas de Hombres G. De mayor, Marta quiere ser la cantante de un grupo como el de David Summers.