El almacén de carga general habilitado en uno de los extremos del edificio de El Tinglado por fin se llena. No abundan en el Puerto espacios con esta finalidad y ubicación tan estratégica, a pie del muelle de Comercio. Sin embargo, pese a los esfuerzos promocionales de la Autoridad Portuaria en atraer a posibles inquilinos ningún operador se interesó por el local. Hasta que el Puerto decidió cambiar las condiciones de la oferta: en lugar de la concesión, más cara, tarifa de almacenaje, es decir, pagando por su ocupación diaria. El resultado fue instantáneo.
En Praza da Estrela nunca contaron tener tantos problemas para ocupar este local. Chocaba, además, con las afirmaciones del presidente señalando la falta de espacios para guardar carga como una de las principales carencias del Puerto. Enrique López Veiga tenía un planteamiento muy claro para sacar rendimiento al edificio donde se encuentra el centro de recepción de cruceristas. Consistía en acondicionar como almacenes ambos extremos del inmueble -oeste, hacia el Náutico; este, hacia Areal- y con este objetivo realizó una primera inversión de 644.000 euros.
Con esta partida, la reforma del lateral este, además de un almacén de carga de 700 m2, incluyó la construcción de unas dependencias para la Guardia Civil. Pero a finales del año pasado, cuando los agentes ya llevaban un tiempo instalados, el Puerto comenzó a preocuparse de que nadie preguntase por el flamante local contiguo al de la Benemérita. Se llegó a pensar que tal vez tuvieran razón aquellos operadores que habían augurado una nula demanda por cuestiones relacionadas con la configuración de su estructura, como una altura insuficiente. Por eso decidió suspender la reforma del otro lateral -de 1.500 m2-, y dedicarla, mientras tanto, a exposiciones.
No hubo que acometer ninguna obra a mayores. La clave que despertó el interés estaba en la modalidad del alquiler. Tan pronto como el Puerto informó a las empresas de que solo cobraría la tarifa de almacenaje, comenzaron a sonar los teléfonos. Dentro ya hay mercancía que abarcan una extensión aproximada de 500 m2.
La citada tarifa solo obliga a pagar por el espacio y tiempo de ocupación. Muy extendida en actividades al aire libre, caso del aluminio o el granito que se deposita en Areal, la principal diferencia respecto a una concesión administrativa -al margen de que estas se conceden por un tiempo prolongado, de años, aunque se puede revocar- reside en el coste. El alquiler del metro cuadrado se sitúa en 0,0813 céntimos por día, así que por la ocupación de 700 m2 el Puerto cobraría 56,91 euros diarios. "El único inconveniente es que no puedes reservar el espacio. Si lo dejas libre queda disponible para otro operador", apuntan desde Praza da Estrela.
Operadores consultados por este periódico celebran que el Puerto haya optado por esta tarifa para el almacén de El Tinglado. "Ojalá hubiera más espacios a cubierto en esas condiciones", indican. Aseguran que el pago por una ocupación diaria facilita la captación de tráficos. Con un sector como el marítimo tan cambiante creen que "muy pocas empresas" se arriesgan a afrontar el gasto de una concesión que en meses podría quedar vacía. "Pagando solo el tiempo que usas un almacén das facilidades a quien empieza a competir por un tráfico. Si solo tienes la opción de la concesión igual desisten", razonan.
