Y al tercer día de huelga... afloraron momentos de bronca y tensión. Con la actividad judicial paralizada, reducida a casos urgentes, los huelguistas se marcaron ayer como objetivo paralizar los escasos juicios que se escapaban al paro. Lo lograron. Numerosos funcionarios irrumpieron durante un receso en la sala donde el juzgado de refuerzo de lo Social celebraba vistas laborales, consiguiendo suspender la mayoría. Eso sí, el magistrado mantuvo, con toga y en pleno estrado, una tensa conversación con los sindicalistas al frente de la protesta, advirtiéndoles de que lo que hacían podría ser un "acto delictivo". La cosa no quedo ahí. Aunque había intención de parar los siete enlaces civiles de ayer en los juzgados, no lo hicieron. Pero se agolparon ante la sala de bodas con bombo, silbatos, megafonía y proclamas como "no te cases, únete". O las típicas "vivan los novios" o "que se besen". Una pareja a punto de casarse los abroncó: "Esto no se hace, es una falta de respeto".

El seguimiento de la huelga por parte de los funcionarios volvió a ser masivo. Decenas de ellos se unieron a los sindicalistas e irrumpieron en el viejo edificio. Allí están, por ejemplo, los juzgados de lo Social. Su objetivo fue el de refuerzo, que ayer, tras haber suspendido cinco juicios, iba a celebrar otros siete. El primero tuvo lugar, pero en un descanso, a punto de empezar el segundo, los huelguistas invadieron la sala de vistas. Magistrado y letrado de la Administración de Justicia estaban en el estrado. El juez mantuvo una tensa charla con varios sindicalistas, alertando de que podrían estar cometiendo un "acto delictivo" . Les dijo que él celebraría juicios por ser su trabajo, ahondando en que llevaba haciéndolo desde hace cinco años sin el funcionario de auxilio dada la escueta plantilla que tienen. "Este juzgado de apoyo se logró por la presión sindical", contestaba contrariado un huelguista.

Lo cierto es que el segundo juicio, con retraso, se celebró. Pero se suspendieron cinco. La clave es que los funcionarios buscaron la complicidad de abogados de esos casos, los que iban en representación de sindicatos. Y estos letrados pidieron al juez el aplazamiento. "En apoyo a la huelga", decía una abogada de la CIG. Sara, un joven que lleva meses esperando el juicio por su despido, también se solidarizó: "No me importa que se retrase".

Después los huelguistas fueron ante la sala de bodas. "No te cases, únete", gritaban mientras dentro se celebraba el primer enlace. A la pareja del segundo, ya nerviosos porque llegaban justos tras verse atrapados en un atasco de tráfico, los recibieron también coreando "viva los novios", con bombo y megafonía. La novia tuvo una sonora bronca con una sindicalista, que trataba de explicarle los motivos de la protesta. "Esto no se hace, os pido respeto, me hacéis daño", decía la joven. "No estáis protestando contra mí", añadía. El novio también se acercó a pedir que dejaran de hacer ruido. Al final, se celebraron las seis bodas previstas. Otra se aplazó por motivos ajenos al paro, por la muerte de un familiar de los novios.