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El dragado de la dársena de Bouzas facilitará la maniobra y acceso de los buques a los astilleros

La profundidad media quedará en 8 metros frente a los 5 actuales con la retirada de 11.000 m3 de sedimentos -Incluye el corte de los bajos rocosos situados frente al muelle de reparaciones

El dragado de la dársena de Bouzas facilitará la maniobra y acceso de los buques a los astilleros

La dársena de los astilleros de Bouzas quedará despejada de esos obstáculos que tantos quebraderos de cabeza provocan a quienes gobiernan los buques. Por la colmatación de sedimentos en los fondos y la existencia de bajos rocosos, más de un casco ha sufrido alguna pequeña colisión tras salir de la grada o dirigiéndose a ella, o cuando atracaba en el muelle de reparaciones para rematar su construcción o mantenimiento. Ante el repunte de actividad del sector naval con contratos como el del crucero de superlujo firmado por Barreras, la Autoridad Portuaria quiere evitar que se repitan esa clase de percances por lo que atenderá la demanda histórica de las empresas de ejecutar un dragado ambicioso que garanticen la máxima seguridad en la navegación y maniobras en estas aguas interiores.

Los técnicos de Praza da Estrela llevan meses diseñando la actuación con la exigencia de abordarla con "cero impacto ambiental". Como primer objetivo, conseguir una profundidad media de 8 metros, cuando en la actualidad sube a 5. Esta es la cota genérica en las inmediaciones de los astilleros, suficiente para que los barcos accedan a la grada, pero tanto antes de enfilarla como a la hora de abandonarla deben sortear un fondo de relieve irregular y peligroso. Esta zona problemática yace frente al muelle de reparaciones.

De este malecón parte una cordillera rocosa que hace parcialmente inoperativa una línea de atraque muy demandada. Aquí suelen amarrar desde esos mercantes que descargan bobinas para PSA, los que embarcan grandes piezas fabricadas por empresas viguesas y hasta los botados por los astilleros. El último, el velero Bima Suci construido por Freire para la Armada de Indonesia, que permaneció meses culminando trabajos complementarios como la instalación de sus mástiles y velamen.

Las empresas lo celebran: "Por fin"

Operadores consultados por este periódico celebran que "por fin" el Puerto se haya decidido a despejar de obstáculos esta dársena, una obra que volvieron a reclamar, aseguran, en los debates de los grupos de trabajo del Blue Growth. Aclaran que ese irregular calado "nunca" ha impedido la entrada de barcos a los astilleros, "aunque sí ha complicado las maniobras" . Sobre todo a los de mayor porte, por lo que vaticinan que cascos como el de 190 metros ya en construcción en Barreras, "lo tendrán mucho fácil". Respecto a esa enorme masa rocosa del frente del muelle de reparaciones, afirman que ha obligado a cancelar operaciones o a esperar a que quedara libre el tramo sin esa barrera.

El dragado proyectado en esta dársena retirará 11.000 metros cúbicos de sedimentos. Como paso previo, el Puerto elaboró lo que se llama una "caracterización de los fondos". El objeto de este trabajo era determinar si los residuos a retirar necesitaban tratamiento. Como era de esperar en una dársena donde se concentran tantos astilleros, el lecho marino muestra las consecuencias de la contaminación generada durante años por la descontrolada gestión de los materiales sobrantes de la actividad del sector naval. "En este sentido la situación ha cambiado por completo. Las empresas ya no contaminan y por eso es el momento de ejecutar un dragado que además de ampliar la profundidad sirva para generar vida", explica Carlos Botana, jefe de Sostenibilidad de la Autoridad Portuaria de Vigo.

La composición del fondo y el resultado que se pretende con su nivelación es lo que complica este dragado en Bouzas. La retirada de la capa acolmatada debe abordarse con especial precaución evitando que la contaminación acabe esparciéndose hacia otras zonas, lo que anularía el objetivo final de la actuación, un fondo limpio. Limpio pero no estéril o tan despejado que acabe convirtiéndose en un páramo marino. De hecho, aunque en principio se pensó en suprimir las zonas rocosas con explosivos, se descartó por el impacto ambiental y porque el resultado final sería un fondo arenoso, incapaz por sí solo de atraer vida.

"Si en el fondo quedan restos de rocas se fijan algas generadoras de C02, y por tanto, de vida marina. Por eso donde no haya piedras al menos tenemos que conseguir que una vez retirados los sedimentos permitan crear con una zostera, un bosque de plantas acuáticas que contribuyan a regenerar el lecho", apunta el presidente del Puerto. Enrique López Veiga lo define como un "dragado ecológico, de calidad". Una característica que, admite, "dispara su coste". Aún no se ha cifrado la inversión pero ya asume que será "importante".

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