Costó 100 millones de dólares, un pellizco para unos propietarios, la familia Walton, reconocida como la más adinerada de Estados Unidos. Los 83 metros que suma la imponente eslora del Secret no lo convierten en el mayor megayate que atraca en aguas viguesas, pero en ningún otro ha embarcado un clan con tantos integrantes en la lista Forbes. Desde el martes por la noche, este palacio flotante espera amarrado en Marina Davila a que amaine el temporal para continuar su ruta al astillero holandés donde fue construido en 2013.

Viaja con la tripulación de travesía, la justa para el destino marcado. Unos 20 tripulantes que fieles al nombre que luce el casco no sueltan prenda sobre lo que han visto u oído de sus billonarios propietarios o por los invitados a disfrutar de sus siete lujosos camarotes repartidos en tres cubiertas. En esta clase de exclusivos buques, la discreción siempre se exige en el contrato desde que se pone por primera vez un pie a bordo. Más aún tratándose de unos jefes archiconocidos en Estados Unidos por haber heredado la fortuna que amasaron sus padres: Sam y Bud Walton, los fundadores de la cadena de tiendas minoristas Wal-Mart.

En medios especializados en el sector náutico, la propiedad del Secret se atribuye a Nancy Walton Laurie, de 66 años. Hija de Bud y Audrey Walton, cuando su padre falleció en 1995, ella y su hermana, Ann Walton Kroenke, amanecieron multimillonarias con las acciones de la popular compañía. Una fortuna que Nancy logró abultar con la posterior adquisición, junto a su esposo Bill, del banco Providence de Missouri. En la lista Forbes de 2017, la propietaria del buque atracado en Bouzas figuraba en la posición 120 con un patrimonio estimado en 5,8 billones de dólares.

Hay cuentas corrientes con una hilera de dígitos mayor todavía en el entorno familiar de Nancy. En esa relación que personaliza la riqueza mundial están dos primos suyos bastante más cerca del pelotón de cabeza que lidera Bill Gates, seguido de Warren Buffett, Jeff Bezos y el patrón de la multinacional gallega de moda Inditex, Amancio Ortega. Jim y Alice Walton, hijos del otro creador de la cadena, Sam, ocupan los puestos 16 y 17 del ranking Forbes con una fortuna valorada en 34 y 33,8 billones de dólares, respectivamente. Una barbaridad para el común de los bolsillos, no para este selecto club donde el fundador de Zara destaca con una cuenta corriente de 71,3 billones de la moneda norteamericana.

Como en toda familia siempre hay alguien que destaca sobre el resto. En los Walton es Alice la que acapara un mayor protagonismo sobre todo por la controversia que genera su estilo de vida. Cuando el pasado septiembre se convirtió en la mujer más rica del mundo por el fallecimiento de la dueña L'Oreal, Liliane Bettencourt, sus detractores no le dejaron saborear ese trono que le duró 24 horas, el tiempo que tardó en recuperarlo la nueva dueña de la firma francesa, Françoise Bettencourt-Meyers. Entre los principales reproches lanzados a Alice -de 66 años- en su país, la falta de implicación en el funcionamiento de la cadena de supermercados.

La comparan con una "Dandy" por volcarse tanto en su colección de pinturas tasada en 500 millones de dólares y sus ranchos en Texas donde cría caballos. A pesar de que le gusta navegar, entre sus numerosas propiedades, no hay ningún megayate. Para qué, si su familia ya tiene toda una flota, empezando por el Secret de la prima.