Pistoletazo de salida para una de las humanizaciones más esperadas de Vigo: la transformación del tramo de Gran Vía entre Urzáiz y la calle Nicaragua. La Junta de Gobierno aprobará hoy esta reforma que, a través de rampas mecánicas, permitirá salvar los más de 650 metros de pendiente -con una inclinación superior al 9% en algunos tramos- en una de las principales arterias y más pobladas de la ciudad. El Ayuntamiento prevé adjudicar la obra en el plazo de tres meses, con un periodo de ejecución de un año, por lo que los trabajos deberán estar finalizados en el primer trimestre de 2019. El presupuesto asciende a 8,9 millones de euros. "Es una obra que va a marcar la modernidad de Vigo", destaca el alcalde.

El proyecto se enmarca en la "Estrategia de desarrollo urbano sostenible (EDUSI) Vigo Vertical", que busca la transformación de aquellas zonas de la ciudad más complejas para el peatón por sus condiciones orográficas en un lugar cómodo y accesible. Grosso modo, la reforma de Gran Vía conectará la zona comercial de Príncipe con Pizarro en apenas tres minutos y de forma descansada, con la construcción de once tramos de rampa mecánica cubiertos por pórticos en el actual bulevar. Se ha optado por hacer particiones en el recorrido mecanizado para que sea lo más poroso posible y permita que los usuarios puedan bajarse en cualquier punto.

El proyecto, diseñado por Iceacsa, se inspira en elementos de algunas de las calles más cosmopolitas del mundo, como Madrid o Nueva York. A lo largo de estos 650 metros, este tramo de Gran Vía contará con una plaza central frente a El Corte Inglés con mesas y sillas de diseño y zona wifi, pantallas informativas inteligentes, un tótem con información municipal similar al de Nueva York, un jardín vertical, suelos que generan energía con las pisadas, puntos para recarga de móviles, etc. "Esto es una obra pensada para mejorar la calidad de vida y la accesibilidad de la ciudadanía viguesa, llevando incluido lo último en tecnología, innovación y sostenibilidad", destaca el alcalde.

Caballero explica que en cada uno de los espacios suceden "cosas diferentes", desde música ambiental, suelos "interactivos con los viandantes", suelos que generan energía con las pisadas de la gente, cascadas, espacios para ocio y para el descanso, esculturas, puntos wifi y puntos de recarga para móviles, entre otros elementos. "Lo que significa tecnología, calidad de vida, sostenibilidad", resume.

La vegetación jugará un papel fundamental para ir configurando diferentes espacios en superficie y el mayor cambio se aplicará entre las calles Ecuador y Venezuela con la reordenación de la avenida a nivel urbanístico y la creación de una plaza cuyos extremos permitirán cruzar a los peatones en cualquier punto a lo largo de Gran Vía al igual que ocurre ahora con el paso de Porta do Sol. Mediante semáforos se intentará liberar este espacio de vehículos y convertirlo en un nuevo punto de encuentro ciudadano a medio camino entre Urzáiz y la fuente de Los Caballos.

La senda mecanizada se irá hundiendo de forma progresiva en el terreno a medida que la calle asciende y siempre dentro de una cubierta acristalada. En los cruces con María Berdiales, Ecuador o Venezuela se elevará ligeramente la superficie del bulevar para que el habitáculo tenga siempre un mínimo de 2,5 metros de altura y luz natural. Con respecto a la escultura de los rederos, se mantiene la incógnita sobre la futura ubicación de esta obra del escultor Ramón Conde.