La industria de componentes asentada en el norte de Portugal, que trabaja en buena medida para el centro de Vigo de la multinacional automovilística francesa Grupo PSA, tiene "gravísimos problemas" para retener a sus trabajadores, según ha podido confirmar FARO. El rápido crecimiento del sector por la avalancha de nuevas industrias que se han asentado en la zona en los últimos cuatro años -una veintena-, unido a los bajos salarios y a las condiciones laborales -inferiores a las gallegas-, impiden a las empresas consolidar plantillas sólidas, lo que afecta a su estabilidad.

"Antes Portugal tenía problemas de mano de obra indirecta [en alusión a personal técnico, ingenieros, etc.], pero ahora el 100% de las empresas no tienen mano de obra directa [operarios]", reconoce a FARO un directivo de una multinacional automovilística de capital extranjero. El problema está alcanzando tal dimensión que grandes corporaciones han tenido incluso que relevar a todas las cúpulas directivas de sus plantas en suelo luso ante los problemas generados para servir producto a sus clientes. "Tenemos un aluvión de pedidos y hemos tenido que traer personal de fábricas de otros países, como México o Rumanía, para sacar la producción adelante", confirma otro responsable de un grupo alemán.

La problemática, que llevó a algunas empresas incluso a buscar trabajadores en Vigo, como ya avanzó este periódico (edición del 22 de septiembre), ha llegado a oídos de la federación de Industria de CC OO, que considera necesario ayudar a las centrales sindicales portuguesas a impulsar la convergencia con Europa "y no involucionar hacia África". "Hemos constatado que las empresas de componentes instaladas en Portugal empiezan a tener serios problemas para atraer y fidelizar trabajadores, con el consiguiente inconveniente de la inestabilidad laboral, al no tener plantillas sólidas", apunta el sindicato.