Vigo convierte el acto oficial para conmemorar el Día de la Constitución en una reivindicación del gran pacto social que alumbró la Carta Magna de 1978 y de su solidez y fortaleza frente a los "ataques inconsistentes, superficiales y sin argumentos" a los que se ha visto sometida en los últimos tiempos debido a la crisis política abierta en Cataluña. El fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro Fernández, fue este año el encargado de redactar el bando del Concello en el que apuesta por una reforma del texto para adaptarlo a los "nuevos tiempos", pero siempre fruto "del acuerdo y el consenso de todos a través de nuestros legítimos representantes". También el alcalde de Vigo se sumó a este reconocimiento a la necesidad de revisar la Constitución para delimitar mejoras las competencias de cada administración e introducir nuevos conceptos como la igualdad o el bienestar, pero abogó también por emprender este trabajo desde el diálogo y "sin tocar las líneas rojas" o el "núcleo duro" del documento en vísperas de cumplir los 40 años.

En un acto solemne celebrado en la Casa Galega da Cultura y al que acudieron PSOE y PP, autoridades militares y civiles, y representantes de la economía, la cultura y entidades sociales de la ciudad, el autor del bando de este año celebró la aprobación de la Constitución por permitir "el nacimiento de un espacio de paz, libertad, democracia, igualdad y justicia". Y reconoció que no fue fácil, pues había que lidiar con diferencias irreconciliables. "Fue creada con la inmensa generosidad de todos sus artífices, en un clima donde se produjeron numerosas cesiones", destacó Aladro, que lamentó que en el momento actual y en esta era política haya quien pretende "enlodar el sentido de pacto" y la ataque "desde los más diversos puntos de vista como arma política".

Sin mencionar explícitamente la declaración de independencia catalana, el fiscal jefe provincial lamentó los ataques a la Carta Magna "faltos de argumentos, inconsistentes e inaceptables realizados desde la intolerancia y la confrontación o que pretenden darnos ejemplos de falsa democracia de nuevo cuño" y que se enfrentan con la "solidez de la Constitución". Aladro contrapuso esta fortaleza con la debilidad de unas críticas "basadas en la hipotética y mendaz creencia de que los criterios que uno sustenta son los socialmente aceptados".

Y hasta aquí la parte más dura del discurso, que centró en la protección y derechos que establece la ley fundamental del Estado ejemplificándolo en el ámbito social. "Sin derechos sociales no existe libertad ni democracia porque esto solo es posible en una comunidad solidaria y, si la sociedad se parte en dos grupos diferenciados, entre los que tienen y los que no, la democracia desaparece", deslizó. Y para seguir siendo útil, Aladro considera "razonable" que la norma se adapte a "un tiempo nuevo". Apuesta por un cambio "fruto del acuerdo de todos, del consenso, de la voluntad del pueblo expresada a través de nuestros legítimos representantes" en lugar de introducir cambios fruto del azar, de la improvisación o que atienden a las circunstancias mediáticas porque podría llevar a "mutaciones desaconsejables".

El fiscal jefe de Pontevedra coincidió con Caballero en la necesidad de cambiar y corregir algunas cuestiones ya superadas como la proporcionalidad de votos, la limpieza ética de los partidos, la sucesión a la Corona, el Senado y la reorganización territorial. "La Constitución no puede ser alérgica al cambio, debe capitanearlo y ser su fuente de inspiración y su orientación", concluyó ante el medio centenar de invitados entre los que figuraban el exalcalde Ventura Pérez Mariño, el vicevaledor do Pobo, el 2º Comandante Naval de Vigo, el Comisario Jefe accidental, el Capitán de la Guardia Civil, los cónsules de Argentina, Portugal y Dinamarca, el Valedor do Cidadá, el cronista oficial de la ciudad, representantes de la Agencia Europea de Pesca, de los sindicatos, representantes de la cultura y colectivos sociales.

Ante todos ellos, el autor del Bando advirtió que "no recordar y no celebrar la democracia que se deriva de la Constitución nos hace olvidar esta realidad, nos lleva al caos, al populismo, a la corrupción y a la exaltación que supone pensar que el universo gira alrededor de nosotros mismos".