Abanca tiene un proyecto propio para dar uso al emblemático antiguo teatro Fraga que pasa por convertirlo en sede permanente de su colección de arte. El plan de la entidad financiera busca relanzar el icónico inmueble como un referente de contenidos culturales para la ciudad, con la pinacoteca como eje central.
La alternativa en la que, según ha podido saber FARO, trabaja Abanca desde hace unos meses trasciende después de que el Celta haya hecho llegar su interés a la entidad financiera por una eventual compra del inmueble para transformarlo en un espacio cultural y de ocio, combinado con la gastronomía y el entretenimiento. Con la operación, el club celeste pretende dar otro paso más en su objetivo de dotarse de patrimonio y enraizar su proyecto social en la ciudad.
Los planes de Abanca pasan por hacer algo grande para Vigo y no desprenderse de momento del inmueble, que precisa todavía de una inversión de siete millones para acabar su rehabilitación.
El uso principal sería que el antiguo Teatro Fraga albergase la pinacoteca del banco, propietario de las obras de la antigua Caixa Galicia mientras las de la extinta Caixanova pertenecen a Afundación.
De esa manera, el Fraga pasaría a ser la sede permanente de la colección de arte de Abanca, compuesta por 1.348 obras pertenecientes a 239 artistas significativos por su papel en la historia del arte del siglo XX, tanto dentro como fuera de Galicia. La colección incluye obras de ámbito español e internacional, que conforman un variado fondo de pinturas, esculturas, grabados, fotografías y dibujos.
Además de trabajos de Castelao, Laxeiro, Seoane, Lugrís, Grandío o Nóvoa, la pinacoteca de Abanca reúne obras de Picasso, Leger, Miró, Dalí, Braque, Millares, Chillida, Tapies, entre otros.
El futuro del Fraga, de concretarse el proyecto cultural que todavía se encuentra en una fase inicial de estudio, entraría así en una nueva dimensión. En julio pasado, el presidente del banco, Juan Carlos Escotet, reiteró en Vigo que la entidad estaba abierta a cualquier propuesta para dar usos a este edificio: "En lo personal es algo que me frustra, porque es un espacio que merece ser rehabilitado y estar otra vez en marcha, pero tiene que primar la sensatez y la rentabilidad", advirtió entonces, y lamentó que hasta ese momento no se diese con "la manera de hacerlo rentable". Abanca abogó por buscar alguna alternativa o cambio de nivel de regulación para hacerlo rentable y poder reabrirlo.
Hace unas semanas, representantes del Celta inspeccionaron el interior del inmueble para optar a una eventual compra y se interesaron también por conocer la disposición del Concello a la hora de poder desarrollar su iniciativa en el ámbito urbanístico. Los usos pretendidos por el Celta se ajustan a las condiciones de ocio y cultura fijadas en la normativa en vigor para ese espacio. Las diferencias económicas entre lo que el club estaría dispuesto a pagar y lo que Abanca pretendería ingresar si decidiese desprenderse del Fraga se tornaban como el mayor obstáculo. Aunque los planes del banco para la reutilización del Fraga son ahora otros.
Un espacio de 7.000 metros cuadrados con un gran auditorio
- Tras su adquisición en 2001 por Caixa Galicia, el Fraga fue concebido como un megacontenedor cultural de 7.000 metros, cuya actividad giraría en torno a un auditorio de 1.200 plazas, el mayor de la ciudad solo por detrás del Mar de Vigo. En su reforma, completada en su 85%, la extinta caja invirtió 25 millones de euros. Paralizada la obra desde el verano de 2011, los nuevos cálculos apuntan hoy a la necesidad de aportar otros siete millones para completar la actuación. Junto al teatro, el proyecto del arquitecto César Portela incluía, entre otras dependencias, una biblioteca, una sala multiusos, una amplia galería y un centro de nuevas tecnologías.
El tercer edificio cultural del banco en el centro
- Con la futura reapertura del Fraga, Abanca contará con tres impresionantes inmuebles a escasos cientos de metros dedicados a un fin cultural. El primero, el más icónico, es el aún conocido como teatro García Barbón, en honor al filántropo que encargó su construcción al arquitecto Antonio Palacios e inaugurado en 1927. El segundo es la actual sede de Afundación, un inmueble proyectado en 1879 por Jenaro de la Fuente. Ambos están situados en la calle Policarpo Sanz, casi uno enfrente del otro.
