Galicia es la comunidad más envejecida de España y dos de sus provincias están en el top 5 entre las europeas. Comisiones Obreras anima a ver este "escenario nunca antes vivido" no como "un problema, sino como una oportunidad". Proponen usarlo como "laboratorio" o "campo de investigación" para buscar soluciones a los retos que plantea el fenómeno de la longevidad y avanzar en el desarrollo de la gerotecnología. Sostienen que los mayores pueden ser "uno de los mejores recursos potenciales" de la región. Para coordinar estas acciones, proponen la creación del Observatorio Gerontológico de Galicia y que este se ubique en el antiguo policlínico Cíes. Abogan porque esté gestionado por una fundación en la que participen la Xunta, el Concello de Vigo y las universidades gallegas.

Esta propuesta está ligada a la de la creación de un centro gerontológico de atención especializada en el emblemático edificio de Xosé Bar Boo, para el que CC OO ya inició los contactos con grupos políticos y colectivos ciudadanos en verano. El urbanista Salvador Fraga y el geriatra Miguel Ángel Vázquez, en cuyas manos pusieron su desarrollo, detallaron ayer la idea. Tendría casi un centenar de plazas distribuidas en tres formatos: 72 habitaciones residenciales, dos unidades de convivencia para un total 22 personas y dos apartamentos tutelados para entre dos y tres usuarios cada uno.

Salvador Fraga destacó que esta "pieza singular y valiosísima de la arquitectura española" se adapta de forma "perfecta" al uso residencial, muy similar en requisitos técnicos al hospitalario. Destacó, además, que su estado de conservación es "magnífico". La "base" de su propuesta es conciliar la protección del edificio con usos innovadores en el ámbito gerontológico. Miguel Ángel Vázquez resaltó que se trata de una "propuesta posibilista, que integra nuevos paradigmas de la atención centrada en la persona" para crear un centro "muy vanguardista", pero "sin arriesgar", siguiendo la estela de los casos de éxito ya desarrollados en Europa.

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Aunque se mantendrá la escalinata de entrada diseñada por Bar Boo, se creará un nuevo acceso principal por el anexo más moderno del edificio, por cuestiones de accesibilidad. En esta planta principal se ubicarán las dos unidades de convivencia. Se trata de espacios compartidos -uno por 13 usuarios y el otro, por 9- en un entorno similar al doméstico, donde puedan llevar a cabo su vida con cierta autonomía pero con el apoyo de profesionales. "Los mayores no perciben servicio, sino participación", explican.

Debajo de esta, en el semisótano, se mantendría la cocina y se habilitaría un comedor anexo. También se situaría un pequeño economato. En el edificio anexo que se creó como hospitalillo y que luego fue reconvertido en vestuarios, se situarían los dos apartamentos -de unos 40 metros cuadrados-.

En el primer piso del inmueble principal, se ubicarían los usos asistenciales, con una biblioteca en la antigua sala de juntas; salas de terapias cognitiva y física en los antiguos quirófanos; despacho médico; enfermería... En cada una de las cuatro plantas superiores habría una unidad residencial con 18 plazas, para las que se utilizarían las habitaciones existentes -habría que adaptar los baños-. El ático se reservaría para Dirección, Administración y personal.

Fraga destacó que la propuesta "encaja, es viable y respetuosa". Si sale adelante, habrá que desarrollar el proyecto, con el que se determinarían los costes: "Quien lo asuma decidirá el alcance; con poco dinero se puede entrar y con más se renueva en profundidad".