A Bilbao ya lo llaman "el nuevo Calais" por el aluvión de inmigrantes que soporta a consecuencia del desmantelamiento del campamento de refugiados de la localidad francesa. En lo que va de año, la Guardia Civil ha contabilizado 2.560 intentos de colarse en el ferri a Inglaterra. Para poner fin a este coladero, la Autoridad Portuaria vizcaína está construyendo el bautizado como "muro de la vergüenza".

Y los albaneses comenzaron a llegar de forma masiva este verano, justo cuando se decidió la ejecución de ese muro. Entonces ya la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Euskadi alertaba que esos cuatro metros de tabique no frenarían las migraciones, sino que estas personas buscarían otras rutas más peligrosas y otros destinos. Para el presidente de esta ONG, el abogado Javier Galparsoro, los casos registrados en Vigo "son un indicio de una nueva vía de salida" . "En portacontenedores solo hubo casos significativos en Pasajes", apunta. Este abogado subraya que el muro de Santurtzi "se hace para impedir la salida, al revés que el de Melilla", para cuestionar el procedimiento policial seguido con estos albaneses. A su juicio, ante este fenómeno "inverso al de los polizones no cabría la expulsión del país sino una sanción. Porque el objetivo de los extranjeros es salir del país por un puesto no habilitado, que no es una frontera, y todos van con pasaporte". Apela al artículo 53. 1 B. de la Ley de Extranjería, que para estos casos fija una infracción grave de 500 a 10.000 euros. "Serían, por tanto, personas inexpulsables", sostiene.