Con 5.700 potenciales usuarios y 60.000 asistencias al año -llegó a alcanzar las 100.000 en el pasado-, su actividad es superior a la de algunos centros de salud del Sergas en la ciudad. Rebasa la de Bembrive -con 3.118 cartillas y menos de 39.000 consultas, en 2016- o la del antiguo Bolivia -con 4.443 y poco más de 55.000 atenciones-. Es el centro médico con el que cuenta la factoría del Grupo PSA en Vigo y atiende a la plantilla en muchos más problemas que los derivados del trabajo. De hecho, las bajas laborales representan poco más del 10%. Entre el 80 y el 90% son derivadas de enfermedades comunes y tienen más que ver con la genética o el envejecimiento.

Una treintena de sanitarios trabajan en este servicio médico, dirigido por el doctor José Luis Martínez-Murillo. Una de sus peculiaridades es que sus servicios están disponibles las 24 horas del día, en tres turnos, para que los trabajadores accedan a ellos cuando lo necesiten. Cuentan con gabinetes como Traumatología o Psicología industrial, un quirófano para cirugía menor, consultas, salas médicas con oxígeno centralizado, otras de curas, otra de lactancia y una de extracciones. Incluso hay farmacia para evitar al empleado que tenga que salir a comprar medicación.

Realizan electrocardiogramas, espirometrías, ecografías, audiometrías, controles de agudeza visual y hasta radiografías. Una ambulancia aguarda a sus puertas por si hay alguna emergencia. En un máximo de tres minutos, se pone en cualquiera de los numerosos puntos identificados en la planta para la recogida de la persona que requiera asistencia sanitaria.

El doctor Murillo destaca que la piedra angular sobre la que se asienta toda la actividad del centro médico es el exhaustivo reconocimiento médico al que se somete a los trabajadores en función de su puesto de trabajo. Y uno de sus principales fortalezas es el servicio de fisioterapia. Con cinco especialistas y dos en prácticas, ofrecen unas 12.000 sesiones al año a 837 pacientes diferentes. Un cartel en la pared de sus dependencias anima a los trabajadores a acudir en cuanto sientan "las primeras molestias", para ser más efectivos. Y es que, entre otras cosas, no tienen lista de espera. "En menos de una semana te ve el especialista, te hacen las pruebas y te empieza a tratar el fisioterapeuta", se enorgullece el jefe del servicio. También cuentan con clases de pilates -a las que acuden más de 200 personas- y una escuela de la espalda.

Cuando abrió este centro médico -con la planta, hace 59 años- se centraba en la medicina del trabajo y fisioterapia para atender los problemas con los que llegaban los empleados. La asistencia fue evolucionando al tiempo que también envejecía la plantilla. Luego, comenzaron a adelantarse a las patologías, con la prevención, y más recientemente -desde hace 5 años- se vuelcan también en la promoción de hábitos de vida saludables.

La atención a la salud de la plantilla, hoy, ya no empieza cuando acuden a la consulta. Lo hace años antes, cuando se diseñan los procesos para la fabricación de un nuevo vehículo. Dentro del departamento de Seguridad, Prevención y Salud -que dirige Álvaro García Escobar y al que también pertenece el centro médico- hay un equipo de cinco ergónomos que trabajan mano a mano con los médicos para detectar las mejoras que se pueden implementar en cada puesto de trabajo para evitar problemas al trabajador.

Lo hacen para los actuales y para los futuros. "Tratamos de influir para que quien diseña el vehículo tenga en cuenta esas cosas", destaca García y pone como ejemplo medidas como límite de pesos según la postura, evitar que los brazos estén por encima de la cabeza. Empezaron con una prueba piloto, analizando los puestos en los que surgían quejas, luego avanzaron en la egonometría y ahora ya tienen una cartografía de todos los de la fábrica. Incluso forman a los nuevos empleados mediante vídeos de estudios gestuales. La prevención se ha convertido en su pilar fundamental.