El puente de Rande sopla las cuarenta velas. Aunque la inauguración oficial no se celebró hasta que el conjunto del tramo de autopista entre Pontevedra y Vigo estuvo finalizado, en febrero de 1981, las obras en el emblemático viaducto acabaron un par de años antes: el 1 de diciembre de 1977. Tal día como hoy hace cuatro décadas. Ese jueves las empresas encargadas de levantar el titán de la ría de Vigo, clave para cambiar las comunicaciones en Galicia, dieron por finiquitado su cometido.

Rande entra en la cuarentena en su mejor momento. A punto de finalizar otra obra no menos relevante: la ampliación de su capacidad, lo que ha exigido una compleja labor para fijar dos tableros laterales, uno a cada lado del corredor central. Las constructoras contratadas por Audasa encaran estos días los últimos detalles para abrir los nuevos viales al tráfico en cuestión de semanas, antes de 2018.

El reto a la ingeniería que supuso levantar y dar forma al viaducto arrancó hace ya casi 44 años, a mediados de diciembre de 1973, cuando el entonces ministro de Obras Públicas, Gonzalo Fernández de la Mora, dio el pistoletazo de salida a los trabajos en O Morrazo. Un par de años después arrancaban las obras para el acceso de la AP-9 a Vigo y el tramo a Pontevedra.

Para erguir el viaducto las constructoras tuvieron que encarar todo tipo de retos: complejas excavaciones en el lecho de la Ría, durante las que se descubrieron hallazgos arqueológicos de la Edad de Bronce, soldar bajo intensos aguaceros, mover piezas de más de 6.100 toneladas a 50 metros sobre el nivel del mar, realizar exhaustivas mediciones y comprobaciones por las noches para garantizar que lo avanzado durante el día estaba bien... Todo ello a un ritmo intenso, sin pausas, para cumplir con el exigente calendario pactado, y a pesar de que los constructores veían cada vez con mayor evidencia que el viaducto estaría listo mucho antes que el trecho de autopista con el que debía conectar.

Al acto de inauguración oficial asistió el director general de Carreteras, Juan B. Diamante. Antes, el puente ya había acogido marchas ciclistas o carreras infantiles. Igual de impresionantes es la imagen que dejó la prueba de carga a la que se sometió la infraestructura, para lo que se llenaron los carriles de camiones cargados. En breve los nuevos viales exteriores volverán a dejar una estampa similar, cuando el emblemático puente vuelva a someterse -cerca de cuarenta años después- a una prueba similar.