Las soluciones para atajar la peligrosidad de la A-55 se eternizan en el tiempo. Pese a que el tramo de autovía entre Vigo y Mos es el que registra una mayor intensidad de tráfico de toda la provincia, con más de 63.000 vehículos diarios en 2016; de que esa afluencia de usuarios sigue creciendo, con numerosos camiones; y de que soporta el "punto negro" con más accidentes y heridos de España, las obras iniciadas en octubre de 2015 por Fomento para mejorar su seguridad siguen congeladas. Más de dos años después de que arrancase, el proyecto se mantiene como desde hace meses: con algunos tramos de carriles ya visibles pero sin uso y la señalización de obra. Nada más. Fomento insiste en que el proyecto sigue en marcha y que no todo el trabajo que se realiza es visible sobre el terreno, pero desde el grupo GañaMos, por ejemplo, critican que "hace un año que hubo movimientos por última vez" en su municipio. "Desde entonces no se ve ningún movimiento real", recalca el principal grupo de la oposición del Concello de Mos, con cuatro ediles.

Las obras para mejorar la seguridad de la A-55 entre Vigo y Mos arrancaron hace más de dos años, en octubre de 2015. Su presupuesto es de 5,89 millones y el calendario que se avanzó entonces fijaba la finalización de los trabajos en 19 meses: en junio de 2017. Medio año antes de que expirase ese plazo, sin embargo, el ministerio decidió aplazar más de 12 meses la fecha de entrega, retrasándola a septiembre de 2018. Fomento sigue manteniendo esa fecha y alega que el proyecto no se ha frenado. Sobre el terreno, a la salida y entrada de la ciudad los trabajos acumulan ya meses en el mismo punto, sin avances.

"En el transcurso de las obras se han detectado servicios no contemplados antes y que es necesario reponer, fundamentalmente referentes a canalizaciones de saneamiento y drenajes -principalmente en el enlace de Bembrive- y telefonía y gestión del tráfico", explican desde Fomento. Sus técnicos señalan también que se han realizado ensayos de geotecnia y que "sus resultados obligan al ajuste de determinadas soluciones estructurales en el enlace de Bembrive, Cabral y Pousada". A mayores han realizado "ajustes" para "evitar o al menos minimizar afecciones a muros y parcelas con edificaciones", de forma especial en el punto kilométrico 10 de la autovía, en Mos.

A la espera de que se finalicen esas obras, el grave problema de siniestralidad que padece la A-55 entre Vigo y Mos parece lejos de mitigarse. Lo señalan varios indicadores. El primero, el informe que de forma periódica publica Automovilistas Europeos Asociados (AEA) con datos sobre siniestralidad. Según el último balance, publicado a principios de octubre, la A-55 a su paso por Mos, en el kilómetro 12, se mantiene como el "punto negro" con más accidentes, que incluye trazados nacionales, autovías y autopistas. Además de revalidar ese triste "mérito", el balance de AEA muestra que el problema se ha agravado, con un Índice de Peligrosidad Medio -IPM, un medidor que valora el número de siniestros y la intensidad del tráfico- varios puntos por encima del anterior informe, divulgado a finales de 2014. Ese IPM se elaboró con la información recabada por AEA entre 2011 y 2015. El colectivo contabilizó 110 accidentes que dejaron un saldo de 189 víctimas, aunque no concreta de qué gravedad.

Otro indicador es la gran cantidad de vehículos que usan esta autovía. En 2016 circulaban a diario por la A-55 entre Mos y Vigo 63.029 vehículos, un 10% más que el año anterior, cuando no llegaban a 57.200. Eso supone que cada hora circulan por ese tramo cerca de 2.600 conductores. Esa intensidad convierte el trecho de la A-55 Vigo-Mos en el que soporta una mayor densidad de tráfico de la provincia entre los viales que Fomento incluye en su mapa de datos. La salida de la AP-9 hacia Rande, por ejemplo, se sitúa en 61.400. Hacia Porriño esa densidad baja ya a 35.600. De los 63.000 vehículos en Mos, 4.000 son camiones y buses.