El primer biobanco marino del mundo lanzado por investigadores vigueses en 2013 alcanza las 250.000 muestras de moléculas y parásitos como el anisakis que pueden afectar al consumidor y ya da servicio a más de 50 centros internacionales de referencia como el hospital La Paz o las universidades de Roma y Copenhague.

El grupo Ecobiomar del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC puso en marcha esta iniciativa en el marco del proyecto europeo Parasite, en el que participaron instituciones y pymes de diez países europeos, así como de China, Filipinas y Vietnam. Santiago Pascual y Ángel González son sus responsables.

El sistema de gestión del biobanco permite conocer el punto exacto del océano e incluso la hora a la que fue capturado el pez, así como la cantidad de parásitos que presentaba. Su modelo de funcionamiento se basa en la cesión-donación, de forma que cualquier investigador puede sumar recursos o disponer de ellos en cualquier parte del mundo. Y esto, además de ahorrar costes, evita recurrir a nuevos muestreos.

Las muestras de ADN pertenecen a peces y cefalópodos de interés comercial y tienen además un destacado interés biotecnológico con fines de diagnóstico, terapéuticos y de investigación.

En 2015, esta primera iniciativa se completó con un segundo biobanco de ADN para conservar parásitos y biomoléculas de especies de interés en acuicultura que también contó con financiación europea. Ambos están gestionados por una unidad técnica específica puesta en marcha en 2013.

Los investigadores del IIM-CSIC prevén completar la oferta de muestras, tanto en número de especies marinas como en la información genética asociada a cada muestra.