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Fue noticia en 1897

El alcalde que salvó Vigo de la quiebra económica

Antonio López de Neira llegó al cargo en 1897 y pagó la deuda de tres millones de pesetas que tenía el consistorio municipal

El alcalde que salvó Vigo de la quiebra económica

Fue en 1897 cuando Antonio López de Neira accedió a la alcaldía de Vigo. Estuvo cuatro años, a los que se deben añadir también unos meses en 1905. En el primer periodo logró convertirse en uno de los mejores regidores municipales de la ciudad. La eficacia de su gestión quedó demostrada en numerosas ocasiones. Quizás su trabajo más importante fue el de poder rescatar al ayuntamiento de la ruina económica en la que se encontraba. Con sus gestiones evitó la quiebra. Logró que la deuda de tres millones de pesetas, una gran cantidad en aquella época, quedara reducida a cero. Pero su esfuerzo también quedó reflejado en la construcción de la carretera hasta Bouzas, una vía que considerada indispensable para el desarrollo de la ciudad. También urbanizó y mejoró numerosas calles, lo que le hizo muy popular entre los vecinos. Su dinamismo y también la presentación y desarrollo de proyectos le convirtieron un gestor infatigable. Estuvo presente durante 40 años en la Diputación de Pontevedra, institución de la que llegó a ser presidente en distintos periodos, lo que le permitió defender los intereses de Vigo y facilitar las inversiones en la ciudad.

Aunque había nacido en Sober (Lugo) dejó su especial carisma en Vigo, ciudad a la que llegó para trabajar como dependiente en una tienda. Poco tiempo después montó su propio negocio, lo que le permitió comprar un terreno en la calle del Príncipe. En ese lugar construyó su casa y en ella residió hasta su fallecimiento en 1919. Por su vivienda pasaron importantes políticos de la época, como José Elduayen, considerado uno de sus mejores amigos.

Antonio López de Neira mantuvo una frenética actividad durante toda su vida, siempre enganchada a Vigo como principal referencia. Su primer puesto de responsabilidad fue el de teniente de alcalde, con el que adquirió una gran experiencia en la política. Pero también era un gestor. Ambas cualidades las aplicó durante su mandato al frente del ayuntamiento. Conocía todo lo que se hacía y se preocupaba de muchos asuntos. Las críticas fueron muy escasas.

En su biografía figuran numerosos detalles que muestran su personalidad. Muchos le consideraban un adelantado a su tiempo. Fue el primer vigués que tuvo iluminación eléctrica en su casa. El acontecimiento incluso provocó que muchas personas fueran a visitarle. Con la misma instalación iluminó durante varios años la procesión del Cristo de la Victoria. También fue el primero en disponer de teléfono. Un terminal estaba en su casa y otro en su empresa, en Sanjurjo Badía. Durante su mandato fue el encargado de recibir al rey Alfonso XII. Fue uno de los momentos más importantes para la ciudad y también para el alcalde, condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Su relación con Vigo era intensa. Tanto que presidió la Junta de Obras del Puerto durante varios años. Esta entidad realizó grandes inversiones y mejoras en las instalaciones. Se modernizó y reafirmó su liderazgo entre los puertos españoles. Convenció al Gobierno de la situación estratégica del puerto vigués y viajó numerosas veces a Madrid para presentar proyectos.

A lo largo de su trayectoria, Antonio López de Neira también fue presidente de la Casa de la Caridad, el organismo que se dedicaba a la atención a las personas más pobres. Ejerció el mismo cargo en la Cámara de la Propiedad. Fue cónsul de Costa Rica y Chile. A todos estos cargos, desarrollados durante varios, se debe añadir el de diputado provincial. Lo fue por Vigo, Ponte Caldelas y Redondela. Precisamente cuando ocupaba este último puesto, logró que el agua potable llegara a la Isla de San Simón, convertida en aquella época en lazareto. Allí debían guardar cuarentena durante varios días los barcos que llegaban de América. La epidemia de cólera obligó a las autoridades a tomar esta decisión.

Además de poseer fábricas de papel y chocolate, Antonio López de Neira también se preocupó de las personas más pobres. Realizó numerosas actividades solidarias. Una céntrica calle viguesa lleva su nombre como homenaje a uno de los hombres más carismáticos que llegó a ser alcalde.

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