La sequía se agrava. A pesar de la borrasca que registró Vigo la semana pasada, que dejó cerca de 40 litros por metro cuadrado e incluso el segundo día más lluvioso de todo el año -el sábado 3, cuando la estación de Meteogalicia en Avenida de Madrid recogió 25,2 l/m2-, los embalses que surten a Vigo, Eiras y Zamáns, han visto cómo su nivel de ocupación descendía más de un punto. Eiras, el de mayor capacidad, bajó del 45,76% que anotaba hace una semana a 43,95%. Zamáns pasó del 42,24% de su capacidad al 40,87%. En el primer caso, el volumen de agua embalsada se sitúa en 9,74 hectómetros cúbicos (Hm3); en el segundo, en 0,83.

El dato supera al que se alcanzaba a principios de noviembre de 2011, último año en el que el Concello se vio forzado a aplicar su plan de emergencia por sequía. En aquella ocasión, sin embargo, Eiras llegó a situarse en un 42,66% de ocupación, por debajo incluso del nivel actual. Las fuertes precipitaciones que registró Vigo en las jornadas siguientes permitieron revertir esa situación con rapidez. En cuestión de dos semanas, Meteogalicia llegó a anotar 234 l/m2, casi el triple de lo que ha llovido en la ciudad desde que empezó el otoño. Gracias a esas abundantes precipitaciones, el embalse de Eiras arrancó noviembre rozando el 75% de ocupación y Zamáns, el 47%.

Sequía en Vigo: evolución de los embalses de Eiras y Zamáns

Sequí en Vigo: ¿cómo se prevé el futuro más próximo?

La situación de sequía podría empeorar a lo largo de la próxima semana, ya que según Meteogalicia no se prevén lluvias hasta el domingo, cuando la probabilidad de precipitaciones se eleva al 65%. Hasta entonces se esperan cielos con nubes y claros, pero con un riesgo de lluvias que oscilará entre el 5 y 45%. Ya a partir del lunes y hasta el miércoles, como mínimo, esa probabilidad volverá a caer de forma destacada.

Ante la escasez de precipitaciones y el descenso en la ocupación de Eiras y Zamáns, el Concello decidió hace dos semanas activar el plan de emergencia por sequía. Entonces el primer embalse permanecía al 48,27% y el segundo, de menor tamaño, al 44,37%. Con esos datos el suministro estaba asegurado -según apuntó entonces el alcalde, Abel Caballero- durante 104 días, hasta principios de febrero. Ante esa situación se lanzó la primera fase del protocolo de emergencia, que contempla intensificar la búsqueda de fugas, suprimir servicios de riegos, baldeos y fuentes o reducir el llenado de las piscinas. El objetivo: rebajar el consumo general de la ciudad en un 5%. Si la previsión de suministro continuase descendiendo y se quedase en 70 días, se activaría la siguiente fase del plan: el de "escasez severa". Desde el Concello apuntan -sin embargo- que todavía se mantiene el nivel anterior.